De la Casa Vacía

Volví a la casa de mis padres luego de un tiempo, aclaro que es la casa de mi familia y no la de mi niñez ya que de esa hace mucho rato habíamos salido, dimos vueltas por otras casas por unos años hasta que al fin nos quedamos con ésta última, ya de eso hacen casi 15 años aunque yo solo viví allá como tres.

De todas maneras viajaba cada vez que se podía y no me daba pereza, aunque desde el día que me fui no tenía mi cuarto propio y parecía más un arrimado que un hijo nunca le di mayor importancia, la gran diferencia ahora, luego de tanto tiempo, fue que la casa estaba absolutamente vacía, parecía cuando recién nos pasamos que no teníamos ni muebles de sala ni comedor ni nada, así está esa gran casa ahora: Vacía.

Siempre es incómodo comer de pie, o leer el periódico sin tener una mesa donde ponerlo, o no poder compartir todos el mismo espacio porque alguien siempre tiene que quedarse parado o sentando en el piso, tal vez antes fue más simple porque casi no coincidíamos en los horarios pero ahora estuvimos todo un fin de semana y la situación fue algo extraña.

Ahora que lo pienso probablemente sea la última visita a ese lugar, probablemente ya no vuelva más por allá, algo frío me recorre el cuerpo mientras escribo esto y me doy cuenta que la despedida fue tan cruel como la fue de mi apartamento; cuando uno le dice adiós a un lugar vacío solo se llena de recuerdos y es bien difícil dejarlo.

Del Cuento del Ladrón

Hablando con una amiga con la que hace tiempo no hablaba, me recordó que no había concluido en el blog la historia del ladrón en la oficina y efectivamente ya todo tiene casi un extraño final.

La cosa iba así: Se empezaron a hacer las pruebas del polígrafo, se la hicieron a dos de mis compañeros que sabíamos no tenían que ver y también al sospechoso. Luego de una semana la jefe se reúne con los inocentes para informarles que los resultados de las pruebas los exoneran y también dice que culpan a la ratera canequera que ellos mismo trajeron a la empresa; no me alegra pero me da un fresquito.

La razón que me envían es que tome la prueba para salir de cualquier duda y pues yo presto a la orden espero pacientemente, pasan los días y nada que me buscan lo cual me preocupa, mandamos razones a ver qué pasa y nos dicen que ya todo quedó ahí, interesante respuesta pues la deducción lógica es que ya el ladrón quedó señalado y nosotros salimos avante.

De todas maneras hablo con el dueño del cartel y le pregunto por la prueba, que a mi no me hicieron la poligamia y me quedé esperando, me pregunta que si yo estaba el fin de semana de los hechos y le confirmo lo que ya sabe, estaba de viaje; me dice que solo se le hizo la prueba a la gente que estaba en la oficina cuando el suceso lo cual es una gran mentira ya que uno de los poligrafiados también estaba ausente, me mastico la respuesta y sigo como si nada, más ideas en la cabeza.

Los días pasan y el asunto muere en silencio, probablemente el jodido ladrón que se llevó dos computadores portátiles y creo yo, una tarjeta de comunicaciones debe estar cagado de la risa y sin dar la cara; hasta cuando un día cualquiera el dueño del cartel llama al otro encuestado y le dice que va a pasar un memorando descontando el portátil hurtado, que nosotros debemos presionar al ladrón para que devuelva lo que se robaron de la empresa, extraño pensamiento pero muy acorde con esta empresa.

En fin, esa es la actualización de la vaina, curiosa como todo lo que pasa por aquí, preocupante y con muchos aires raros en el ambiente, no importa, seguimos a la expectativa de todo.

De los Juegos de Antaño

Matando el tiempo y buscando que hacer encontramos los famosos emuladores de viejas consolas, consolas que nos acompañaron en nuestra niñez y nos hacen añorar la infancia que nunca ha de volver; las consolas de ahora serán lo último en tecnología y lo que ustedes quieran, pero jamás se conseguirán juegos tan entretenidos con una palanca y un botón.

He vuelto a pasar los tableros de Islander, Road Fighter, Tetris, Twinbee y otros más; era con monedas si mal no recuerdo de $20 y tenía que caminar hasta una tienda cerca al hospital para poder jugar en esa máquina, nunca pude llegar lejos en Circus ni en el juego de lucha libre.

Son muchos los recuerdos que se me vienen a la mente, quedarse horas y horas pegado a la máquina, pero no jugando, solo viendo porque a duras penas tenía una moneda y el resto era para los que tenían plata o se la robaban al papá. Todos mis compañeros tienen recuerdos similares y cada vez más nos acordamos de viejos títulos que nos hicieron vibrar, de jugadas especiales y de sacar las 30 vidas con súper en Contra.

Me queda solo una duda de todos los videojuegos que hemos recordado, ya aclaramos la de Sunset Riders, la primera máquina que vi que se podía jugar entre cuatro personas y la trama es de unos vaqueros muy del oeste dando bala para todos lados y entrando a burdeles.

Mi duda tiene que ver con una máquina en donde se jugaba con unos patinadores y peleaban contra otras pandillas a lo largo de todos los tableros, al final del primer episodio salían unas gordas negras que se tiraban unos pedos y si uno quedaba en la burbuja de gas le quitaban vidas, luego de eso caían unas rocas inmensas que bajaban por una montaña y en fin, si alguien se acuerda del título y como lo puedo conseguir lo agradecería de todo corazón.

De un Cambio de Posición

Cuando en una situación de dos surgen muchas preguntas tendemos a crearnos nuestros propios vídeos, somos víctimas de la duda y al no recibir respuestas dejamos que el cerebro haga su mejor esfuerzo y consiga las afirmaciones que en voz del otro no podemos conseguir.

Si la situación ya se ha vivido anteriormente se presta para la primera conjetura: Es un cambio de posición, tu estás tomando mi lugar y yo tengo que tomar el tuyo por la fuerza, es el único vacante. Ahora tu te estás vengando de mi por lo sucedido en el pasado y no sé que hacer, entiendo todo lo que me decías ayer y lamento haberte hecho sentir así.

La otra opción es considerar una tercera persona en la situación de pareja, generalmente las cosas que se han dejado de decir es porque se han dicho para alguien más, alguien que se está llevando los buenos momentos y las palabras dulces, llenas de cariños y de afectos; alguien se metió en nuestro camino y el sendero no es lo suficientemente ancho para todos.

Cuando el silencio dice menos que una palabra todo puede suceder, somos presa de la imaginación y jamás lograremos entender lo que pasa, menos si tratamos de forzar la situación en espera de unos hechos que no se saben si deben ser.

De un Bonito Detalle

Desde Chile un amigo muy querido me envió un bonito detalle, un poster con este conocido poema:

POEMA XX

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
¡Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos!

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

¡Qué importa que mi amor no pudiera guardarla!
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Yo no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise..
Mi voz buscaba al viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda, poeta chileno (1904-1973)

Del Camino Correcto

Cuando se toma una decisión respecto a algo generalmente quedan dos caminos: El de hacer o el de dejar de hacer, es como una bifurcación en la línea que se venía recorriendo y que ahora, debido a la incógnita, presenta diferentes alternativas que nos cuestionan como seres humanos.

Evidentemente ninguna de las opciones arroja un panorama claro, uno no puede tomar una decisión sabiendo exactamente cuales serán las consecuencias, no se sabe si es correcta o no, simplemente es una opción y basados en nuestra experiencia personal, en el presente y en lo que se desea para el futuro que nos arriesgamos a tomarla.

En pocas palabras una posible variante no es más que un salto al vacío, se toma a ciegas y se espera que sea lo mejor, o se deja de hacer y se espera que sea lo mejor, no hay certeza al respecto y es poco probable que podamos evaluar luego, qué habría pasado de haber tomado la ruta alterna, nuestro presente es nuestra vida y no hay manera de llevar otra paralela.

Las experiencias pesan a la hora de tomar decisiones, el conocimiento de cada quién, exterior e interior, la prudencia sobre todo para no arrepentirse después; la visión alentadora de un futuro también influye, pero me parece que más que nada debe pesar el momento que se está viviendo porque eso y nada más es lo que tenemos entre manos.

De En El Nombre Del Padre

Después de casi diez años volví a ver la película, volví a recordar esa noche, volví a llorar y me volví a enamorar; recordé porque he llevado siempre esa cinta en mi cabeza y porque le rindo homenaje cada vez que escribo en este blog.

Recordé esa noche porque solo había visto el film una vez, una noche cualquiera dando vueltas por los canales la encontré y sin saber nada al respecto la vi, si hubiera sabido que ese instante me enseñaría tanto probablemente no le hubiera prestado tanta atención.

Volví a llorar con la muerte de Giuseppe y con la escena donde arrojan fuego por las ventanas de la prisión, es la imagen que nunca he podido borrar de mi cabeza y ahora creo que nunca la olvidaré, es triste ver a Gerry reclamándole tantas cosas a su padre como muchos lo hacemos sin darnos cuenta que la mayor parte del tiempo tienen la razón.

Me enamoré de Gareth Pierce y su fuerza para llevar adelante el caso, para no dejarse amilanar por las muchas trabas impuestas, por su intensidad en el juicio y por estar de lado de la justicia a pesar de las dificultades.

Imposible olvidar esta situación, imposible mirar hacia otro lado y pensar que la situación no nos toca el corazón, imposible creer que cosas así pasan en el mundo y lo peor... no dejan de pasar.