martes, noviembre 30, 2010

De Toronto - Montreal

Me levanto temprano aunque todo el equipaje listo, voy a caminar la ciudad hasta la estación del tren buscando un lugar para cambiar unos dólares y así pagar la cuenta en el hostal. Llego a la estación y veo un local de cambio de moneda, me siento a esperar que lo abran pero parece que nadie va a llegar, empiezo a desesperarme mientras el tiempo corre así que me devuelvo por mi maleta usando una ruta diferente buscando otro sitio de cambio de divisas, lo encuentro pero también está cerrado. De qué sirve que cambien la hora si todo el mundo entra a trabajar cuando se le da la gana?

Llego al hostal y bajo todo junto a la puerta, me siento a esperar y a decidir qué hacer, será que dejo un billete americano y que se cobre como pueda? O mejor dejo una nota y que me descuenten de la tarjeta de crédito? Ellos tienen el número de la reserva, pero qué tal que eso sea mal visto? Dejaría por el piso el nombre del país así que no es bueno.

Opto por armar una nota explicando la situación y dejando en ella el billete americano cuando llega la mujer de la noche anterior. Le pregunto por Danny y me dice que no va a llegar que ella me puede ayudar, le explico que debo pagar y pasamos la tarjeta de crédito sin problemas, hubiera hecho eso anoche y no tendría que andar a las carreras!!! Me pide que baje mis sábanas y lo hago de afán, salgo corriendo a la estación aparentemente con tiempo, así que camino rápido pero no me estreso, no es la primera vez que voy sobre el tiempo para alcanzar algún transporte, nunca me he quedado así que no hay de qué preocuparme, además ayer nos demoramos en salir así que no hay problema.

Cuando llego a la estación trato de reclamar mi tiquete en la máquina pero me dice que la reserva no existe, no veo a nadie haciendo fila así que me imagino que ya abordaron, me acerco a un stand y le digo a la empleada que creo que mi tren ya partió, que si le puede pedir que me esperen que estoy en el filo de la hora, o en el peor de los casos que me cambie el tiquete para el siguiente tren, tendría que esperar dos horas y no me molesta.

Ella se da cuenta que mi tiquete no tiene ni cambio ni reembolso después del horario, quiero comprar un tiquete nuevo en el siguiente tren pero me dice que valdría tres veces lo que me costó el que ya no es útil, le hago cara de querer llorar y me pregunta el por qué de mi retraso, le comento la situación con mi tarjeta de crédito y el hostal y me pregunta que si hubo un retraso en el metro, le digo que si y me hace el cambio sin problema, me dice que no fue mi culpa que el metro se hubiera retrasado pero que nunca jamás vuelva a llegar sobre la hora para abordar el tren, le digo que aprendí la lección y que le deseo lo mejor.

Nunca entendí por qué me dijo lo del metro, tal vez fue que mi parco inglés no dio para que entendiera otra cosa, o tal vez quería ayudarme y sabía que eso era lo que tenía que decir, fuere cual fuere el motivo me ahorró un montón de dinero.

Espero en las salas y luego hago la fila, hay muchas más personas en el viaje que ayer y lamentablemente no me puede ir solo en mi silla, se sienta junto a mi un muchacho joven, yo sigo pegado a mis audífonos y me quedo dormido pronto. Me despierta luego de un rato el carrito de la comida, el tipo ordena un sandwich y yo también, pero veo que no intenta comérselo mientras yo tengo un hambre bárbara es mi primera comida del día y no voy a resistir más, a medida que voy destapando todo me doy cuento que el tipo repite mis movimientos, de no ser porque veo que lee un libro inglés diría que es igual de turista que yo, en fin.

Llego a mi destino y llamo a mi prima, me contesta una de sus hijas y me dice que están perdidas pero ya casi llegan, sigo caminando por la estación de Montreal para desaburrirme hasta que al fin las veo, un abrazo grande para todas y para el carreo, estoy mal parqueada. Las preguntas triviales y de una para la casa, ya todo está muy oscuro. Llegamos al apartamento que es muy bonito, como buenos colombianos nos sentamos en la cocina a desatrasar el cuaderno, hace un tiempo que no nos hablamos y hay mucho que decir, las horas pasan y parecemos no aburrirnos, ya es hora de ir a la cama, mañana será otro día, otro tipo de viaje.

lunes, noviembre 29, 2010

De Niagara Falls

Un sol encantador me despierta, ojalá se mantenga así todo el día. Me dirijo a la estación del tren que queda muy cerca al hostal, reclamo mi tiquete en la máquina automática y hago la fila que todo el mundo hace.

Subo al tren y me encuentro con unas instalaciones verdaderamente acogedoras y limpias, parece que será un bien viaje, ojalá, porque de eso depende el ahorrarme muchos pesos en el regreso de Montreal a New York. En la banca que queda a mis nueve se sientan una pareja de asiáticos muy jóvenes, con pintas corridas como las que muestran en las películas, pelo de colores y pantalones raídos, toman muchas fotografías como los de las películas y los envidio por un momento.

El aparato se mueve a paso lento pero seguro, con un ritmo interesante, además me encuentro con mis audífonos en la maleta y mucha música en el celular, no se imaginarán lo bien que se siente andar en tren, ver el paisaje y escuchar a Sui Generis de fondo, para subirle el ritmo también suenan U2 y Orishas que hacen lo propio.

Llegamos a Niagara Falls y salgo de la estación caminando hacia donde me imagino deben estar las cataratas, el pueblo se ve bastante tranquilo, caminar la avenida me sienta bastante bien, muchas fotografías porque cada rama llama mucho la atención hasta que por fin me encuentro con el Velo de Novia, es muy bonita, pero no tanto como la herradura, y dicen, los que conocen, que no tanto como Iguazú o El Salto del Ángel, tocará ir para comparar de primera mano.

Entro hasta los túneles detrás de las cataratas, también a una función interactiva y sigo tomando muchos retratos, todo es muy limpio, seguro y bonito, me llama mucho la atención como han comercializado el pueblo para que la belleza no sea simplemente de la naturaleza, para que el turista se quede y gaste mucho dinero, el casino, las atracciones; de todas maneras pienso en que el pueblo es como el oropel, muy bonito a primera vista pero me parece que luego de unos días debe ser aburridor, no parece haber mucha actividad aparte de lo turístico que se recorre con tranquilidad durante las horas del día que hay entre las reservas del tren.

Camino de nuevo hacia la estación al filo de la tarde, no alcanzo a ver la iluminación que ya está instalada, me queda faltando eso, pero éste día se apunta de lejos entre los mejores del paseo, se lo recomiendo de veras, es algo nostálgico y bohemia, definitivamente la naturaleza consigue llevarnos a un nivel que no muy seguido logramos alcanzar.

Llego de noche a la hostal y no está Danny, hay otra vieja en la recepción y decido que mañana pagaré, tengo tiempo de sobra...

miércoles, noviembre 24, 2010

De Toronto

No pasé una de las mejores noches puesto que el man de la cama de abajo llegó no sé a qué horas y hacía mucho ruido, parecía que amarraba cosas y les ponía cinta, en medio de mis sueños me dijo que no había nada de qué preocuparse porque estaría empacando su maleta para irse y la siguiente noche sería mejor.

Vaya sorpresa al despertarme y ver que el tipo tenía una careta al estilo de piloto de avión, pero su respiración se escuchaba como la de Darth Vader. Me pareció que era como un purificador de aire porque estaba conectado a una caja transparente y además a la corriente. En fin, nadie más se había levantando, me imaginé que por ser domingo, bajé y me encontré de frente con Danny quien me preguntó que si sabía qué hora, porque durante la noche se había efectuado el cambio de horario.

Es decir que mientras yo pensaba que eran las 8:30 resultó que apenas eran las 7:30 y pues quería aprovechar el día pero no tanto, me senté a navegar y a esperar que fuera la hora para poder visitar el Rogers Centre. Subí a la CN Tower que da una vista magnífica a toda la ciudad y el lago, desde ahí fijo mi otro punto de llegada que será Casa Loma, una especie de museo, aunque ya estoy algo cansado de tanto arte y cosas antiguas, pero hasta allá iré a dar.

Bajo para recorrer la ciudad con calma, los mismos lugares que visité la noche anterior y muchos más, camino y camino por una de las calles más larga del mundo hasta que me doy cuenta que estoy en ella y decido cambiar de rumbo, ya empieza a verse el movimiento a pesar del viento que cala los huesos, definitivamente la ciudad es muy bonita pero venir a verla luego de conocer New York le resta mucho a su encanto, de todas maneras hay que mirarla como un ente único y pues se ve muy bien.

Llego a Casa Loma y tengo otra vista diferente de la ciudad, no pude conocer Chinatown ni Little Italy en New York así que me voy a acercar a Koreatown. Me doy cuenta que estoy en la vecindad no por la gente sino por la cantidad de locales de comida oriental que se encuentran, además de negocios particulares que no dejan duda. Aparentemente ya vi todo lo interesante de la ciudad, que no es mucho, y pues será regresar al hostal, decido mejor caminar hacia el centro comercial para sentarme y apreciar el panorama, de camino paro en un sitio de burritos ubicado en un sótano y atendido por jóvenes no mayores de 18, como con calma y no me parece malo.

Llego al centro comercial y me siento frente a Victoria's Secret. Miro a muchas mujeres pasar, definitivamente se ven muchas bellezas, para todos los gustos, me impresionan mucho los rasgos asiáticos, es sorprendente ver tanto oriental que habla únicamente inglés y tanto inmigrante que solo habla su idioma. Aunque debo aclarar algo, me parece que en mi país se ve más belleza por metro cuadrado que allá, de pronto es que extraño la patria, vaya, analiza y me cuenta.

Regreso al hostal y hay mucha gente en la sala, van a ver el fútbol americano, me siento allí a esperar un computador mientras comparto con ellos, los escucho hablar en sus diferentes acentos y veo el partido como si me gustara. Hago lo que tengo que hacer y me voy a descansar porque mañana visito Niagara Falls.

lunes, noviembre 22, 2010

De New York - Toronto

De nuevo hace un sol muy agradable, compro un café en una tienda frente al Central Park y camino en busca del edificio Dakota. Cuando estoy frente a él no me atrevo a tomar ninguna foto de cerca porque parezco el único turista del momento, camino un poco hacia el oeste cuando noto un bus de esos que pasean a la gente por los lugares más representativos de la ciudad, parquea justo en la acera del frente y se bajan como cincuenta europeos que toman fotos como si el mundo se fuera a acabar.

Es mi oportunidad, además desalojan la acera porque van hacia el memorial que hay en el parque así que puedo seguirlos y no bregar tratando de encontrarlo. Cuando llego a la placa una señora les relata cosas en francés y espero mi turno para tomar la deseada fotografía. Ya solo me quedan tres horas para salir hacia el aeropuerto así que debo seguir caminando.

Bajo hasta Broadway donde la gente hace fila para hacer parte de la audiencia de un programa, por la hora y el clima puedo apreciar el sector con tranquilidad, decido seguir caminando hasta el sur y sin querer queriendo llego hasta Chelsea, allí una señora ciega me pedí que la ayude a cruzar la calle. Por fuera del itinerario se quedaron Soho, Tribeca, la Zona Cera, el ferry y demás, todo por tiempo, plata y desconocimiento, será en otra oportunidad, ahora debo buscar las tiendas de souvenirs que ya tenía vistas para comprar algo peculiar a toda la gente que está enterada del viaje.

Camino hacia el norte buscando las tiendas pero voy por la vía incorrecta, cuando me doy cuenta ya estoy casi sobre el parque y tendría que devolverme, el reloj apura así que será comprar todo en el aeropuerto de regreso, saco mis cosas del hotel y tomo un taxi. Llego con tiempo suficiente así que me chequeo y voy por una hamburguesa y una cerveza, escucho a la gente del bar hablando en español así que no tengo que esforzarme, atiende una dominicana que se nota disfruta su tiempo en New York, habla de su último novio colombiano y que sabía dar masajes, si supiera cuánto me acerco a esa descripción.

Es el momento de hacer el balance y dar los consejos para aquellos que quieran visitar la gran manzana:
1. Se necesita mucho dinero, la ciudad no es económica, hay muchas cosas para hacer, menos mal yo no iba en plan de compras porque hay muchas tiendas que podrían dejarlo a uno en la ruina.
2. Se necesita mucho tiempo, tantos planes, tantas cosas para disfrutar, lugares para visitar, no vaya con afanes y tenga mucha paciencia.
3. Se necesita mucho estado físico, hay que caminar y caminar para poder disfrutar, los medios de transporte son buenos, pero un lugar se conoce caminándolo, encontrando pequeñas cosas que no nos muestra la televisión.
4. El New York Pass fue una muy buena elección, existe otro que se llama City Pass y trae entradas a muchas más cosas, famosas y no tan famosas, pero con más tiempo las habría visitado todas.
5. No deje de ir, vale mucho la pena, no se arrepentirá, sencillamente la ciudad es maravillosa.

El vuelo a Toronto es corto y tranquilo, además somos pocos pasajeros, la vista del lago es muy bonita y la ciudad se ve muy bien desde el cielo, paso sin problemas por inmigración y cambio unos dólares aunque recibo menos de lo esperado, tomo el bus hacia downtown siguiendo las recomendaciones y me bajo en la parada respectiva. Me doy cuenta que preparé con detalle mis días en New York pero nada de la parte canadiense, necesito un mapa porque trato de seguir las indicaciones y fallo en tres intentos de cuatro posibles.

Llego al hostal donde Danny me recibe de manera muy cordial, no puedo pagar porque la máquina de la tarjeta de crédito no está funcionando, que no me preocupe que después le pago, me enseña como abrir la puerta principal y me lleva a mi dormitorio; es en último piso y solo hay una persona, el desorden es monumental pero por lo menos no huele mal, me toca la cama superior del camarote donde no hay ni una repisa para ubicar mis cosas, converso con el tipo que es francés, tomo una ducha y salgo a recorrer la ciudad.

Doy una vuelta por el Entertainment District, me topo con los headquarters de Much Music, se ve mucha gente caminando y lugares para ver con calma, parece que será un buen día mañana para caminar, trato de comprar un mapa pero vale cuatro dólares lo que era gratuito en New York, como nota particular veo más vagos en Toronto en dos horas que en todo el tiempo que estuve en New York, regreso al hotel y para variar estoy tan cansado que solo puedo dormir.

sábado, noviembre 20, 2010

De New York (Día 2)

Me levanto un poco más tarde de lo esperado, salgo a la calle y el sol está radiante, no calienta nada pero por lo menos no cae la lluvia mamona del día anterior. Mientras camino bajo el sol veo que frente a mi viene una madre con sus dos hijos, un niño de unos 8 y la niña de 6. La señora viene jugando con el chico a empujarse mientras caminan, pero en un descuido de ella cruza su pierna por delante de la de él, lo pisa y además lo empuja haciendo que se caiga; el niño cae sobre su brazo y por un instante solo hay silencio, luego empieza a llorar pero no por su golpe al ego sino por físico dolor, se nota en su cara. Sigo caminando mientras aguanta la risa y pienso que hay cosas que pasan en cualquier lugar del mundo.

Rockefeller Center el primero destino del día. Desde el mirador la ciudad de ve majestuosa, tomo muchas fotografías mientras aprecio el Central Park y el río Hudson, me imagino que la vista habría sido mejor desde el Empire State pero no importa, estoy aquí apreciando la gran manzana y eso no tiene precio.

Salgo con el tiempo preciso para llegar al puerto y tomar el barco que recorrerá el cono sur de la isla, tenía la opción de tomar otro tour diferente que me llevaría a tocar tierra en Ellis Island y la Estatua de la Libertad pero preferí tomar éste y así ver, aunque sea de lejos, el sector de la isla que no voy a recorrer.

Soy de los últimos en embarcar así que empezamos el recorrido, estoy en la primera planta del barco que tiene calefacción, compro algo de café y lo disfruto con calma mientras salimos del puerto y llegamos a los edificios interesantes. A medida que vamos avanzando el guía va narrando todo con lujo de detalles, el barco se mueve rápido y es difícil mantener el pulso firme para tomar las fotografías.

Cuando llegamos a la Estatua de la Libertad desaceleran y tomamos muchas fotos, es algo complicado porque todo el mundo se agolpa para tomar fotos y además hay que tratar de no estorbar en las tomas de los demás. Continuamos el recorrido por el lado este de la isla apreciando Brooklyn y demás. El barco gira para regresar al puerto y me parece que ha sido otra excelente elección, muy recomendable.

Camino hacia el Central Park y almuerzo un hot dog de carrito como en las películas, he llegado al Museo de Arte Moderno donde hay mucha gente, tal vez por la hora, ingreso un poco perdido y me topo con el arte sumerio, los griegos, arte medieval, los óleos son tantos y hay tan poco tiempo, muchos artistas famosos y obras representativas, hay una exposición especial de Miró pero no se pueden tomar fotos, me siento agotado pero quiero ascender a otras salas y no encuentro la manera, no me he perdido en la ciudad pero sí dentro del museo, vaya ironía, cuando me voy a dar por vencido me doy cuenta que he estado sentado muy cerca al elevador, sigamos con la ruta.

Recorro el museo al derecho y al revés, ojalá tuviera más tiempo para volver a verlo, duraría días enteros tratando de apreciar todo el arte con detenimiento pero no se puede, cuando salgo ya ha oscurecido y si pudiera atravesar el Central Park estaría en cinco minutos en el hotel pero leí que no era lo más recomendable del mundo aunque voy pendiente de alguna calle iluminada para tratar de cruzar.

Hay gente trotando, mañana es la maratón, sigo sus pasos pero a mi ritmo y cuando me doy cuenta me encuentro en lo que será la línea de meta de la carrera. Malditos los aficionados que corrieron la carrera: Uno porque corren, dos porque tienen el dinero para ir hasta allá simplemente a correr. Cuando estoy en el lado oeste del parque me doy cuenta que sigo bastante al sur, como si lo hubiera rodeado en lugar de atravesarlo, camino hacia el hotel y me digo que definitivamente no habrá salida nocturna en New York, tal vez si estuviera acompañado...

jueves, noviembre 18, 2010

De New York (Día 1)

Amanezco en LaGuardia, paso a acicalarme un poco, desayuno en una panadería que permanece abierta 24 horas, bajo de nuevo esperando que aclare un poco y también que deje de llover, cosa que nunca sucede, así que decido tomar el taxi que me llevará al lugar donde voy a almacenar la maleta mientras me chequeo en el hotel.

El taxi me lleva sin contratiempos a la dirección, primer golpe al bolsillo 44 dolaretes del alma con propina incluida, puedo pagar con la tarjeta de crédito y con eso mantengo conmigo el poco efectivo que llevo y me servirá para pagar pequeñas cosas, como por ejemplo el almacenamiento de la maleta que cuesta 10 dólares el día. Saco las cosas que necesito para el día, me cuelgo mi cámara al cuello, reviso el mapa trazado y salgo como todo un turista.

Camino bajo la llovizna hacia el Empire State, sé que perderé la subida por el clima, pero el itinerario está trazado de esa manera así que ni modo, no puedo perder otras dos horas esperando ya que las demás atracciones del New York Pass abren a eso de las diez, así que continúo pegado al plan y camino decidido, eso sí, no dejo de apreciar los edificios a mi alrededor, es como estar en las películas.

Llego al edificio y recibo mi talonario de entradas, esa platica no se perdió, me dice el conserje que la visibilidad es reducida, ni modo, me toman la foto sobre la tela verde para el montaje y asciendo, fotos van y vienen, todo es muy bonito y muy limpio, pero cuando salgo al mirador la realidad es otra, la visibilidad pasó de reducida a nula, solo veo neblina y el viento congela mis huesos, igual rodeo el edificio y tomo las fotos de rigor, por lo menos puedo decir que estuve.

Camino por la quinta avenida en busca se Saint Patrick y el Museo de Arte Moderno, no para de llover así que acelero y tomo solo unas pocas imágenes de los edificios, me detengo frente a la catedral y saco las fotos, aprovecho para tratar de comunicarme a la casa porque buena parte de Manhattan tiene wifi, no lo consigo pero igual respiro un poco, maldigo el día en que decidí dejar de fumar porque todo el mundo lo hace, además ese frío y la lluvia solo invitan a un tabaco, pero nada, hay que aguantar.

Llego al Museo de Arte Moderno que todavía no ha abierto al público general y me encuentro con una larga fila de gente bajo la lluvia, es el momento de aprovechar el New York Pass, así que se lo muestro al portero que me deja ingresar y me indica el mostrador al que debo acercarme para que me validen la entrada. Me detengo en la fila para ingresar a las salas y ya puedo informar a mi familia que todo va de maravilla, hay mucha gente y escucho muchos idiomas y diferentes acentos.

En el museo me topo de entrada con Frida lo cual me parece una bienvenida acogedora, me deleito con Warhol y Pollock, con los abstraccionistas recuerdo mi clase de historia del arte, aprecio las instalaciones y descanso otro poco. Muchas fotografías que luego harán parte de un concurso: Cuál es el nombre del cuadro y su autor?

Hora de buscar algo de comer, recoger la maleta y chequearme en el hotel para la última parada del día: El Museo de Historia Natural. Camino por la séptima avenida hasta Broadway, las fotos de rigor, no para de llover y almuerzo junto al museo de cera, cosa que me servirá para decidirme a entra ahí después. Recojo la maleta y a caminar de nuevo hacia el hotel, el camino es largo aunque ya casi no llueve, no dejo de apreciar la arquitectura y todavía como que no me lo creo: Estoy en la Gran Manzana.

Me registro en el hotel y de nuevo me duele el bolsillo, son casi 300 dólares por solo dos noches, y eso que es uno de los más baratos del sector. La habitación me desilusiona, me parece que no voy a caber en la cama y no puedo dejar caer el jabón en la ducha porque es tan pequeña que no podría agacharme a recogerlo, en fin ahí solo voy a dormir y ya, espero poder dormir en paz.

Salgo de una al Museo de Historia Natural, el mismo de las películas, cierran algo temprano así que debo recorrerlo con agilidad, las salas son inmensas y las representaciones muy reales, lo único latinoamericano que encuentro es acerca de los mayas y algo de la amazonía, los dinosaurios son inmensos, hay tanto para ver. Permanezco hasta que empiezan a desalojar las salas, cuando salgo ya ha oscurecido aunque aún es temprano, camino con ganas de entrar a un bar pero estoy rendido, no resisto las plantas de los pies y necesito un baño reparador, mañana será otro día en New York.

martes, noviembre 16, 2010

De La Crónica De Un Viaje: Epílogo

He tenido ésta vaina muy abandonada, todo por causa del trabajo, me siento mal por eso pero siempre ando tan cansado que ya no me da la nota para escribir. Lo que necesitaba eran unas vacaciones, y sí que me las he dado, es tanto que a partir de ahora tengo mucho que contar a raíz de ellas, por eso mismo esta entrada es un epílogo: Porque hay mucho para narrar.

Luego de muchas deliberaciones y con la ayuda de Javier se definió la ruta: New York, Toronto y Montreal, intermedias y alrededores; la idea es aprovechar lo más que se pueda el tiempo ya que falta otro año para las próximas vacaciones y no todas las veces me puedo dar el lujo de hacer un tour de este tamaño.

Como nada es gratis en la vida hay que encontrar la manera para ahorrar mis centavos, empezamos por lo básico: El pasaje. Definitivamente la mejor opción es Spirit. Resaltan unas fechas cercanas a su fecha de viaje donde se consigue más barato el tiquete, así que esa es mi primera modificación al itinerario, más días de tour. Sale de Bogotá en la tarde y existe la opción de llegar a New York a media noche o a la madrugada, todo depende de la hora a la que se quiera tomar la conexión en Fort Lauderdale. Como igual voy a amanecer en un aeropuerto prefiero hacerlo en LaGuardia, tiene más nombre y pues es New York, pero ya les contaré por qué no fue la mejor opción.

El día del viaje ha llegado y me presento en ventanilla a la hora más o menos normal, cosa que tampoco es la mejor idea puesto que como colombianos no obedecemos mucho las reglas así que mientras espero en la fila veo gente que saca libras de café, papas fritas, galletas y múltiples comestibles de la maleta que van a chequear para pasarlos a su maleta de mano, así que ambas terminan pensando como dos arrobas; imagínense esa escena con casi todas las personas en la fila, retrasa la hora de abordaje considerablemente, así que si usted no es uno de esos, o si lo es, mejor llegue temprano para que ande relajado.

En cabeza de pista un retraso de casi media hora que disfruto durmiendo y luego de casi cuatro horas en Miami. El viaje sin contratiempos, pero el avión es mochilero y me raspo las rodillas con la silla de adelante, definitivamente se recibe lo que se paga, además la emoción de llegar hace todo más digerible. En Fort Lauderdale corra para inmigración, a recoger las maletas, qué es la comida que lleva, póngalas en la banda y de una para el otro avión porque los están esperando; como dijo la pereirana que iba a mi lado: Ni tiempo me dieron de ir al baño y no he ido desde esta mañana.

Tres horas después se ven las luces de Manhattan, busco la estatua de la libertad pero no la logro ver y ahora solo queda aterrizar. Breve la vuelta en el aeropuerto pero todo el mundo tiene o quién lo recoja, o se va en un taxi, mientras yo me quedo absolutamente solo y esperando que en algún momento la gente de seguridad me diga que no puedo dormitar ahí.

Por eso me parece mejor la otra opción, la de tomar la conexión a la madrugada, porque le reciben la maleta, probablemente haya más gente esperando con usted, nadie lo puede echar porque así es el itinerario que propone la aerolínea, no importa si llega tarde porque tiene tiempo de sobra, lo único que tiene que hacer es buscar su lugar para dormir y esperar su vuelo, al fin y al cabo va a llegar madrugado a New York que fue lo mismo que yo hice.