lunes, septiembre 19, 2011

De Medianoche En París - Midnight In Paris

Qué si todo tiempo pasado fue mejor? Qué la nostalgia es negación? Negación del doloroso presente? Qué si me encontrara a Marion Cotillard en los 20's en París y luego fuéramos a la Belle Epoque donde me pediría quedarme, lo haría? Por supuesto que sí, la respuesta es sí a todo.

Se me hace agua la boca tan solo de pensar que podría cruzarme con tan renombrados personajes, que podría tener la misma camaradería que tengo hoy con mis amigos, que podría vivir en una época donde aconteció un hito cultural de nuestra historia, claro que dejaría todo atrás por ser parte de ese momento, obvio de la misma manera como lo hacía Gil, conociéndolos por historias y descubriéndolos entre tragos y bailes.

Cuando Gertrude Stein le hace la crítica al libro de Gil, sentí que me hablaba directamente a mi, no al personaje, me despertó de una manera brusca, fue como un chapuzón pero agradable, como una noche de lluvia en París.

Eso sí, la reflexión al final fue simple, si seguimos viviendo del pasado, añorando cosas que ya no están, que ya no volverán, no podremos disfrutar de nuestro presente, que también hará parte de la nostalgia colectiva de la gente del futuro, entonces denigrando de nuestro ahora podremos perder las bonitas y sutiles oportunidades que se nos presentan, como por ejemplo la bella sonrisa de una chica del mercado de las pulgas que también disfruta de las cosas del pasado.

Qué tal que una persona del futuro lea este blog y añore la oportunidad de haberme conocido, de haber tenido una conversación frente a frente, por qué no?

jueves, septiembre 15, 2011

De Nuestra Terrible Historia

Siempre me ha parecido que lo de Rwanda nunca debió suceder, que la palabra genocidio no debería existir, que ninguna palabra en ningún idioma debería utilizarse para describir algo tan atroz.

Me solidarizo con Rwanda y con su gente pero a decir verdad ellos están allá y yo estoy acá, nada de lo que les pasó me afectó realmente, nadie a mi lado murió ni ningún conocido sufrió.

Pero otro gallo canta cuando la persona que está sentada a tu lado en el bus narra historias tan aterradoras que parece que Rwanda es Colombia. Escuchar de limpiezas sociales en las calles que caminas, amigos de tus compañeros que primero fueron de un bando y luego del otro, que les contaron cómo fueron sus primeros muertos y cómo ya no sufrían por eso, como dejaban cabezas de hijos en las puertas de las casas de las madres, a cualquiera se le erizan los pelos.

Una vaina de Rwanda es que fue por allá en la década de los noventa, a finales de siglo, también pensaba que nuestro conflicto se había endurecido durante ese mismo tiempo y que al empezar el nuevo siglo ya todo se había calmado un poco. Lo cierto es que mientras yo celebraba la victoria de la Selección en la Copa América, un niño esquivaba disparos hechos a sus pies por haberle echado harina en la cara a un jefe de no sé dónde.

Los muchachos que me rodean son buenas personas, o esa es la impresión que tengo, vivieron, presenciaron, vieron y escucharon muchas cosas que nunca nadie debería experimentar; sobrevivieron a una época de terror de un conflicto que no era de ellos, que no es de nadie, que nunca debió pasar, que no debería existir.

Por eso ahora los respeto más, entiendo más sus necesidades y doy gracias a Dios porque no he estado ni medianamente cerca de algo así, ojalá nunca me toque, ojalá nunca le toque a nadie.