sábado, mayo 12, 2012

De Otro Aniversario

Se me estaban pasando los días sin poder redactar este post acerca de este aniversario. Dirán ustedes que tengo muchas fechas para celebrar en mi vida, pero es que ciertas decisiones han transformado mi camino y merecen ser celebradas, ya sea porque concluyeron o porque todavía son, como ésta.

Por estas fechas celebro un quinquenio de trabajar en el tipo de industria en que lo hago, y aunque se preguntan qué tiene de raro llevar cinco años en un tipo de trabajo, tendrían que saber exactamente qué hago para entender mis motivos.

Últimamente me la paso diciendo que todo el mundo cree que el pasto siempre crece más verde en el patio del vecino; pero es que definitivamente mi vecino sí puede regar su prado y tiene una mejor podadora. No saben cuánto envidio a las personas que trabajan en un cubículo, a las que hacen todos los días la misma ruta para ir a la oficina, a las que siempre tienen la misma hora de almuerzo, a las que salen el viernes a las cinco y no piensan más en su trabajo hasta que regresan la próxima semana.

Aún recuerdo que la persona que me contactó para trabajar en esto me dijo que era un trabajo diferente, aunque nunca dijo qué tan diferente. Ahora él está en Australia, casado, estudiando; mientras yo sigo acá, soltero y siendo igual de raso a como empecé, es que en este ambiente no es que se escalen muchas posiciones.

Al cabo de un rato de haber empezado me fijé una meta, dije que cuando cumpliera dos años me iría, el problema es que no fui muy preciso con mi premisa. A los dos años y medio me fui, pero para otra empresa y a hacer lo mismo. Es importante que los sueños, al igual que las metas, sean delineados cuidadosamente, si no, cualquier cosa puede pasar.

Han pasado cinco años y le he entregué buena parte de mi juventud a esto. Me he perdido muchas fechas especiales mías y de la gente que quiero, ya casi no tengo contacto con mis amigos, aunque ellos siempre serán mis amigos a pesar del silencio y la distancia; casi no veo a mi familia, nunca duermo en mi cama, soy un invitado en mi propia casa.

A veces en las entrevistas preguntan cómo se ve uno en cinco años, creo que ninguna descripción estuvo siquiera cerca. No cumplí mi plan de vida, tampoco estaba tan mal delineado, se suponía que la mujer de mi vida ya estaría criando nuestro hijo, no es que la fuera a abandonar por completo, pero esos primeros años de crianza serían todos su placer, mientras tanto nuestra relación se afianzaría hasta dar el gran paso; también creía que iba a ocupar un puesto más administrativo, algo más de saco y corbata, donde tuviera una gente a cargo que también fuera estudiada y educada, nada más alejado de la realidad.

Han pasado cinco años desde que cruce ese gran portón naranja, mientras escribo la gran pregunta es: Dónde estaré dentro de cinco años?