sábado, mayo 11, 2013

De Una Carta

Aprovecho esta celebración del Día de la Madre, para transcribir una carta que me encontré revisando unas cosas viejas.

Nada es tan constante como el tiempo, avanza con su paso arrollador sin importar el cómo o el por qué. Se supone que en la vida existe tiempo para todo, pero en un orden impuesto por el mismo tiempo, resultando de ésta manera que nuestro tiempo juntos sea poco, segundos contados con los dedos y añorados con el alma.

La única y verdadera razón por la cual me levanto a diario decidiendo enfrentar una lucha que yo mismo elegí, es simplemente reducir un día el tiempo y la distancia que nos separan.

Confío en Dios y en su infinita misericordia, su complacencia absoluta nos permitirá pasar el resto del tiempo juntos; no será igual, eso es evidente, pero será mejor, porque estaremos conscientes del sentimiento y que es más constante y arrollador que cualquier tiempo.

Con el deseo de verte pronto...