Debido a los lamentables fallecimientos de tres biciusuarios en la capital de mi país, se ha generado una gran polémica respecto a las responsabilidades de los actores viales, es decir, los periodistas se han dedicado a señalar, con bastante amarillismo, las cifras de accidentes, el mal estado de las vías, el mal uso de los medios transportes, las diferentes propuestas para beneficiar a uno y a otros y como no, a preguntarle al ciudadano de quién es la culpa de los accidentes, a lo cual todos saben responder: La culpa es del otro!!!
Como buen pueblo religioso, somos expertos en mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, las personas de a pie culpan a los biciusuarios porque van a alta velocidad y a veces invanden el espacio peatonal, los biciusuarios culpan al mal estado de la cicloruta para montarse en los andenes y meterse entre los carros, los conductores de vehículo culpan a los biciusuarios porque no respetan las normas de tránsito y creen que porque no contaminan tienen derecho a hacer lo que quieren, también culpan a los motociclistas porque se meten por cualquier lado, circulan a gran velocidad y porque en cada semáforo los bloquean como si fueran un enjambre de abejas, los motociclistas culpan a los conductores porque no los consideran un medio de transporte y quieren quitarlos de la vía arrimándoles el carro, porque no ponen direccionales o porque simplemente son taxistas o conductores de buses.
Y usted... A quién culpa?
Porque para mi la culpa no es del peatón, ni del biciusuario, ni del motociclista ni del conductor de carro particular o de transporte público; para mi la culpa es del ciudadano, ese que cree que porque corre los domingos tiene derecho a no parar en los semáforos, o del que piensa que porque tiene un vehículo que no contamina no debe hacer caso al símbolo de Pare que hay en cada esquina, o del que cree que porque su vehículo solo tiene dos ruedas puede hacer zigzag entre todos los carros, o del que siente que la vía le pertenece simplemente porque tiene restringida la movilidad algunos días de la semana, o de aquel a quien no le importan los demás porque su automotor es grande y el resto debemos rendirle pleitecía, total, la culpa es de todos...
Y si usted no se siente aludido porque hace uso del transporte público pero resulta que no respeta la cebra, se cuela en las estaciones, no deja salir a las personas del bus para entrar, se siente en las sillas exclusivas para personas embarazadas o de la tercer edad, pues no celebre demasiado, la culpa también es suya, porque todos somos actores y todos contribuimos de una manera u otra a todo ese caos diario.
Entonces más bien, en lugar de sentarse y señalar, por qué no revisa su comportamiento cada vez que está en la calle? Fíjese en todas las faltas que comete, no solo al código de tránsito sino al sentido común, es decir, si se atraviesa entre los carros, si no usa los debidos elementos de protección personal, si circula a alta velocidad, si no usa las direccionales para indicar un giro, si se estaciona en cualquier parte solo porque no se demora ni cinco minutos, si no lleva la documentación requerida, si conduce en estado de embriaguez!!!
Y no es que yo sea un conductor perfecto, pero por lo menos me da verguenza cada vez que hago una maniobra indebida, cada vez que irrespeto a los demás y sobretodo, cada vez que pongo mis derechos por encima de los del prójimo.