martes, noviembre 28, 2006

El Decálogo de lo Olvidable

Ahora que este círculo de mi vida se cierra, empiezo un momento de reflexión en la vida, con las personas que aún me acompañan y también para las personas que próximamente me acompañarán. Desde hace varios días he estado pensando en este decálogo, ha sido una recolección ardua no porque todo haya sido inolvidable sino porque lo olvidable ha sido tan repetitivo que no da lugar a aburrise con algo más.
En primer lugar, y como siempre lo he discutido con un amigo, debo aclarar que mi residencia en los últimos meses no fue en una gran orbe de este país, más bien, este es un pueblo peor al que yo nací y no recomiendo visitas a estas tierras áridas, a pesar del impulso turístico y comercial que se le está dando, ya que, su crecimiento ha sido tan desbordado que pasó de ser un pueblo muerto a un pueblo grande sin ninguna planeación ni medidas gubernamentales de contingencia. Pero bueno, sin más preámbulo: El Decálogo de lo Olvidable.
1. El clima. Jamás extrañaré este calor inmundo, la brisa que trata de tirarte al piso, pero lamentablemente, tan caliente como los rayos solares a eso del mediodía, definitivamente nunca fue bondadoso conmigo y yo no lo seré en este post, tanto así, solo llovió dos veces en casi 18 meses y las dos veces la inundación fue casi bíblica y me lleva al segundo punto de este conteo.
2. Los servicios públicos. El agua y la energía eléctrica. Generalmente el agua solo llegaba como tres días a la semana, los otros cuatro faltaba de la mano de la energía eléctrica que hacía gala por su ausencia, lo peor fueron las veces que llovió porque cortaban la luz por seguridad y el agua por costumbre, entonces no veías, no podías bañarte y no podías salir de tu casa por las inundaciones. Además de eso, cuando se iba la luz también lo hacía el agua así hubiera suministro porque la mayoría de los tanques son subterráneos y sin energía pues no encendían, añádanle a este drama un calor extremo y entenderán el por qué de mis sentimientos.
3. La comida. Lo primero que preguntó mi mamá pregunto era que si había comido algo nuevo, y la respuesta fue sí: el Combo Dino, clara muestra de la cultura popular de este pueblo. El Combo Dino es un "chicharrón" de pollo con arepa y ensalada, y luego de comerlo todos los días al almuerzo y a la cena empiezas a pensar en la población avícola del mundo y su baja en esa semana.
4. La música. El "vagueatón" o el "reaguenato", como lo quieran llamar, es el ritmo de moda en este país, fusionaron los mejores ritmos latinomericanos del fin y principio de siglos y los convirtieron en una matraca sin fin que se escucha en locales comerciales, discotecas, bares, buses, busetas, carritos, fiestas privadas y populares. Ojo que aquí también se puede aludir a que solo escuchaba música en mi lugar de trabajo coordinado por otros paisanos con gustos afines a los locales, eso sí, cuando el otro encargado hacía gala de su colección de Galy Galeano, salsa para hacer el amor, Aventura y otros por el estilo, pues ya todo estaba dicho para mis tímpanos y mis intentos de suicidio.
5. El transporte público. En ningún otro pueblo había visto un servicio tan deficiente como el transporte, las busetas siempre llenas y uno todo apretujado compartiendo gotas de sudor por el calor, los carritos, que son carros partículares que en lugar de funcionar como taxis llevan a varios pasajeros con distintos destinos, siempre estaban full y los taxis se daban el lujo de nunca parar y si paraban seleccionaban el destino y por supuesto el precio desmedido.
6. Los centro comerciales. Nunca los voy a extrañar porque en realidad solo conocí uno, era el único que había y cuando abrieron el otro solo como el 10% de los locales estaba funcionando y era como la mitad del grande al primero. Una plazoleta de comidas insuficiente, unos precios de otro mundo y siempre lleno porque los pobres como yo que no tenemos carro íbamos a parar allá. Era eso o nada.
7. La rumba. Ese mismo tipo de música no me motivaba para ir a rumbear, además empezaba supertarde el buen movimiento y había que ir como para el matrimonio de Diana de Gales o si no nadie te paraba bolas, como todo acá, no cabía una aguja y las peleas y botellazos eran más bien normales.
8. Las playas. De nuevo las poquitas que conocí no son cosa del otro mundo, nada que envidiar de una playa de mi país, son solo centros para juntar los carros, poner música a todo volumen y tomar aguardiente. Para nada son esos centros llenos de turistas con miles de opciones en el agua, ni abundan los puestos de comida ni la cerveza para el desprevenido, solo son arena y agua sin sentido para los locales.
9. La soledad. ¿Cómo extrañarla si la llevo conmigo a todas partes? Yo creo que cuando esté en mi hogar y lo piense con más calma, si voy a extrañar muchas de estas cosas porque mal que bien representaron un instante y mi vida, así al final solo seamos mi soledad y yo.
10. Las mujeres. A pesar de lo extraño que pueda parecer no las voy a extrañar porque simplemente no las conocí, ¿Qué puedo decir?

miércoles, noviembre 22, 2006

15 Primaveras!!!

Como ha pasado el tiempo, como han pasado las historias, parece que fue ayer que yo me subía a un avión... (Parafraseando a Alberto Plaza)
Quién se iba a imaginar que a estas alturas el panorama dejara de ser turbio y dubitativo para convertirse en un oasis puro y diáfano. ¿Si supiéramos qué nos depara el futuro nos atreveríamos a cursarlo? Yo creo que si, siempre tenemos la fé ciega en que todo va a cambiar y por eso corremos riesgos, a medida que el tiempo ha avanzado para mi siempre me he atrevido a tomar decisiones de mayor envergadura, para bien o para mal apuesto al presente y hoy, 15 meses después todo indica que voy a regresar a donde estaba.
Al contrario de lo aparentemente normal, este regreso tiene más expectativas que el comienzo, vuelvo con muchas más experiencias y con un camino recorrido, cada situación que nos enseña es algo positivo así el conocimiento adquirido sea negativo, somos nosotros quienes decidimos que hacer con las cosas y no al revés.
El fin de semana que pasó fue el comienzo de una agradable despedida, rodeado de buenas personas y haciendo cosas que me hacían falta, además, cumpliendo un deseo que jamás pensé que se daría. Me he propuesto firmemente disfrutar al máximo los días que quedan, saldando así mi cuenta por todos los otros días del calendario que pasaron llenos de preocupaciones, quejas, cansacios, aburrimientos y pesares, hoy por hoy, la vida me enseña que lo bueno de la vida es la posibilidad de vivirla como se nos antoje.

jueves, noviembre 16, 2006

De la Libertad de Ex-Presión

En primer lugar no creo en la libertad como absoluta, estoy seguro que siempre algo nos ata de una manera suave o no y no nos permite estar completamente libres, puede ser el trabajo, la familia, las responsabilidades, los vicios, los placeres, entre otras, tantas cosas para nombrar porque al fin y al cabo cada quien se amarra a lo que quiere y de la manera que quiere. La mayoría de las veces que nos atamos y perdemos nuestra libertad nos sentimos heridos y maltratados, pero es nuestra culpa y también nuestro deleite, así pasa la mayoría de las veces con los malos amores con los cuales sobrevivimos.
En fin, como que me estoy desviando del tema de este post, quiero hablar de la libertad que se siente luego de dejar un pesado fardo atrás, cuando haces lo que tienes que hacer en el momento justo, aunque pocas veces suceda en la vida, genera una gratificación instantánea que lleva al éxtasis: somos libres y en ese momento justo la libertad alcanza la mayor expresión que he llegado a conocer.
La otra noche me preguntaba por qué en una entrevista nos cuestionan acerca de si podemos trabajar bajo presión, ¿No trabajamos siempre bajo presión? La presión de hacer las cosas bien, de ser eficientes, de no perder el trabajo, de agradar a todos, de que nos quede tiempo para nosotros mismos, ¿Acaso esas no son presiones? Que a nuestros jefes eso no les importe es otra cosa, a veces parece que por ser jefes dejarán de ser personas, pero eso también es para otro post; yo creo que la pregunta correcta para hacer en una entrevista sería: ¿Cómo trabajas con información delicada y en contra del reloj? Ahí se diferencia un empleado común a un buen empleado, no sé, digo yo.
Como ser humano no creo que la presión de buenos resultados, eso está bien para las ollas que tienen ese fin, pero no para alguien que carga con más responsabilidades encima que simplemente hacer feliz a su superior, creo que muchas personas pensamos de la misma manera, pero la presión de la sociedad, de la familia, de las responsabilidades no les permite convertirse en ex-presionados, lamentablemente estamos atados y no podemos arriesgarnos, ¿Es mejor malo conocido que bueno por conocer?
Afortunadamente otros contamos con ángeles que velan por nosotros, por personas que nos escuchan y nos entienden, mejor aún: que nos apoyan, gracias a ellas se nos facilitan las decisiones y siempre hay un colchón para suavizar nuestra caída si ha de llegar en ese instante. No sabemos que nos depara el futuro, pero por lo menos yo hoy si sé que me depara el presente.

martes, noviembre 07, 2006

De los Arbustos y los Cardos

En estos tiempos modernos, de heterosexuales, homosexuales, metrosexuales y no sé cuantas más clasificaciones de hombres según sus tendencias sexuales, de moda y otra cantidad de cosas, nos vemos siempre atropellados por publicidad, por reproches, por teorías que en tiempos anteriores nunca afectaron a los hombres.
Ahora los productos para el cuidado masculino son tan variados como para el femenino, cremas para la piel, para antes de acostarse, para aplicarse en la cara, en el cuerpo, bueno en fin, no sé que tantas cosas porque yo me quedé en el pasado, a duras penas me afeito y vivir en una sociedad como en la que estoy me ha hecho enfrentarme a pequeñas cosas con las que antes no había lidiado.
Resulta que este lugar tiene el porcentaje más alta de cirugía estética de mamas, es decir, aquí se hacen las "lolas" más mujeres que en cualquier país del mundo, exportan sus bellezas alrededor del mundo y tienen miss universo muy reconocidas a nivel mundial, también debo añadir que se ven unos gordos desproporcionados que nunca había visto en mi vida, yo creo que no cuentan los obesos porque superarían a las bellezas femeninas y es mejor sobresalir por la segunda estadística que por la primera.
En fin, con mi poca preocupación me vi atacado desde el primer día que me quité la camisa para trabajar por la gran cantidad de vello corporal que me recubre, cabe decir que tampoco soy un oso, ni tengo la espalda peluda y mi pecho solo es adornado por un penacho triste, pero en general mis vellos son más notorios que en la mayoría de mis compañeros.
Luego de meses de críticas, de cuchicheos y reproches, de miradas con asco y de deliberados madrazos, en una noche de copas me enfrenté a una costumbre milenaria para mi y permití que mi primera coraza protectora fuera removida. En primer lugar no dolió, más bien fue un viaje renovador, dos, vi detalles en mi cuerpo que no sabía que tenía y que ni mi madre debe conocer, tres, ya casi no se tapa el desagüe de la regadera cuando me baño, cuatro, no sudo ni el 10% de lo normal, cinco, me siento desnudo.
Si, a pesar de tener muchas cosas positivas soy un animal de costumbre, ahora entiendo como se sientes los perros cuando les hacen cortes ridículos, algo de uno se va con ese vellito que siempre ha estado ahí, ahora, no tengo opiniones de terceros y si las cosas siguen así no las tendré en mucho tiempo, pero para cuando pase, sé que por lo menos se va a sorprender y exclamará algo al respecto porque no es habitual en mi pueblo. ¿Recomendarlo? No lo sé, a mi me ha ido bien, me siento cómodo y cada día que pasa es más normal, pero el toro habla según como le va en la corrida.