jueves, septiembre 19, 2013

De Perseverar y Desesperar

El mundo está plagado de historias de multimillonarios que vencieron todas las dificultades, que lucharon con uñas y dientes para alcanzar sus sueños, de gente que salió adelante a pesar de las vicisitudes, son moralejas de éxito que nos dan para alimentar nuestra fe, para que no dejemos de perseverar, porque la constancia vence lo que la dicha no alcanza.

Lo que ninguna de esas historias refleja son los momentos de desesperanza, esos que nos acosan cuando el tiempo avanza y nada rinde frutos, cuando la dura realidad nos golpea y las cuentas no paran de llegar, cuando la comida escasea y no solo nosotros, sino también los seres amados que nos rodean, empiezan a sufrir por nuestras decisiones.

En ese punto miramos atrás para reflexionar acerca del camino recorrido, todas las acciones tomadas convergen en la cabeza para dar vueltas sin cesar, pensar si la decisión tomada fue la mejor, si las cosas se hubieran hecho de otro modo, si hubiera hablado, preguntado, reaccionado de manera distinta, todo estaría mejor, o tal vez peor.

Algunos de los que conocen nuestra situación se acercan para darnos una palabra de aliento, un gesto muy loable pero verdaderamente inútil, que todo va a salir bien, que Dios proveerá, que lo mejor está por venir, que luego de todo el camino recorrido no se puede echar para atrás; no lo considero inútil por el gesto en sí, sino porque no le aporta nada a la situación, evidentemente ya se estaba convencido de eso cuando se inició la travesía, son los hechos los que cambian la realidad, porque las palabras ya están todas dichas.

Esas historias tampoco nos cuentan como esas personas lograron superar esos momentos de desesperación, porque son varios momentos, no solo uno, qué los ayudó a superarlos, cómo lograron levantarse un día y continuar, para llegar a ser lo que son, cómo no se rindieron antes las imperantes necesidades que están ahí para ahogar los sueños.

Lo cierto es que la historia es diferente para cada quien, y concluye de manera diferente, un día cualquiera, simplemente algo pasa y podemos decir: Valió la pena tanto esfuerzo.