sábado, agosto 05, 2006

De Dios y los arqueros

Analizando los últimos hechos que acontecen en mi vida llegué a una conclusión que quiero compartir con ustedes, como siempre: El oficio de Dios es igualito al de un arquero de fútbol.
Un guardameta puede jugar muy bien durante 89 minutos del partido y atajar 20 opciones de gol, pero con solo una que deje pasar el juego se pierde, la gente no lo recuerda por todas las que atajó sino por esa única que dejó pasar, sin importar si era una jugada imposible o infantil, siempre será su responsabilidad.
Creo que igualito nos pasa con Dios y nuestras fé, Él puede estarnos favoreciendo durante todas las etapas de la vida, pero cuando nos sucede algo que no queríamos que pasara pues simplemente le preguntamos por qué, por qué lo permitió? por qué si uno no lo merece permite que le hagan esas cosas? Nuestra fé inquebrantable cuando todo va bien se desvanece en un instante y simplemente dudamos de la existencia de Dios por desviar el cauce de las cosas sin razón aparente.
Aunque a veces también creo que su oficio se parece más al de un juez central, donde debe impartir justicia a pesar de los intereses de las partes y simplemente ser objetivo, pero sería demasiado porque los árbitros son humanos y también se equivocan; mejor me quedo con la idea del guardameta donde su único interés es defender nuestra portería y también se le cuelan algunos balones que parecen inexplicables.
Esta vez siento que el gol fue estúpido, que se pudo hacer más pero ni modo, lo hecho hecho está, en los deportes como en la vida siempre existen revanchas pero nos gustaría mantener nuestro record invicto, no haber perdido ni una sola vez, salir victoriosos de cada encuentro, no solo ganar sino con el marco en cero, pero eso es otra historia, eso es ficción.

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