miércoles, octubre 25, 2006

Del Beisbol y Otras Actividades

En mi reciente visita a la capital recibí una invitación fuera de lo normal para mi: Asistir al estadio universitario para presenciar un juego de beisbol, pero no cualquier juego, el juego entre los dos equipos más populares del país. En condiciones normales la habría rechazado pero pudo más la curiosidad que las ganas ya que para mi, el beisbol es tan emocionante como el golf, y puede que sean emocionantes pero para el que los practica, para un simple espectador que no entiende la terminología ni nada referente al deporte pues no tiene nada de interesante.
Total, aposté a hacer algo diferente y llevarme una buena experiencia. Primero, la llegada al estadio, como en toda actividad deportiva popular los revendedores desde la salida del metro hasta las puertas del estadio tratando de hacer de las suyas, luego las colas respectivas que no tuvieron nada de aburridoras por la belleza local que me mantuvo boquiabierto y también por la cantidad de personal dispuesto a guiarnos que facilitaban las cosas.
Segundo, el estadio a reventar, eso sí las únicas sillas vacías estaban a mi lado y no pude conversar acerca del juego con ninguna niña linda, suerte, pero ni modo, como buenos latinoamericanos cerveza por montones, las porristas con sus bailes estrambóticos y ahora si el juego.
Tercero, el juego no fue tan aburridor como esperaba, más o menos entiendo las reglas y no era necesario que me explicaran muchas cosas, la gente muy decente aunque nuestro sector estaba mezclado con aficionados de ambas novenas, unos cuantos batazos, doble plays, errores, lo único que faltó fue un homerun pero bueno, debo decir que me divertí, lo más emocionante es cuando batean y existe la esperanza que la pelota se vaya para no volver o mejor aún que sea una atrapada sencilla y se le escape al jugador como si fuera mantequilla; cuando no se golpea la bola es más emocionante ver a los bateadores hacer swing y ponerse el bate sobre la espalda por la fuerza con que trataban de conectar.
Cuarto, duración de tres horas y medias amenizadas por whisky, conversaciones con los vecinos, ponerme de pie cada vez que bateaban así fuera la jugada más simple del mundo y sobretodo ver perder al equipo de mis amigos, dije que me haría fanático del equipo vencedor de ese encuentro por ser el primero que vería completo y además en un estadio pero me han lavado tanto el cerebro que no sé si cumpla.
Quinto, jamás traicionaré al fútbol y al baloncesto, pero si en mis ratos de ocio me invitan a ver en un estadio, valga la aclaración, un juego de pelota, no me negaré, vale la pena la experiencia. Aquí añado como otro placer ver la cara de Gollo luego del último out, parecía un niño, su equipo había perdido con su archirival mientras yo brincaba en las gradas por haber presenciado un buen juego donde ganaba el que menos errores cometía. Playball!!!!

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