viernes, diciembre 08, 2006

Crónica de un Contenedor

A los pocos días de comenzar este viaje me enfrenté a uno de los mayores retos a nivel físico y profesional de mi vida: Descargar un contenedor de 40 pies; digo a nivel físico porque entre la cerveza, el cigarrillo, la falta de sexo y una vida sedentaria pues cualquier cosa que me haga sudar es un reto, y a nivel profesional, porque estaba frente al dilema de mover más de 700 cajas como un peón cualquiera luego de haber recibido un título profesional de ingeniero, el trabajo no es deshonra pero que los caleteros (léase coteros, bulteros o como le digan en su región) pregunten su profesión y comenten qué hace uno en medio de ellos pues no es muy alentador que digamos.

Total, luego de un tiempito y muchas decisiones finalizo este viaje en la misma situación, claro que ya no es el mismo reto de hace varios meses, a nivel físico sí se mantiene, es más, ha aumentado ya que los kilos de más son notorios pero a nivel profesional no es nada nuevo ya que hago parte del clan, ya nadie se asombra de verme en cortos cual juego de fútbol y además por la plata baila el perro. Entonces, para cerrar el ciclo realicé esta crónica entre chiste y chanza para mostrarle al mundo el submundo que le permite disfrutar de televisores, neveras, aires acondicionados, aspiradoras, zapatos, ropa, accesorios, en general de todo, a menos que usted mismo cultive y confeccione sus cosas.

1. La Espera
La llegada de un contenedor (container para los extranjeros) es como el éxtasis de las ansias, todo el ambiente es tenso y los rumores corren por los pasillos, todo el mundo piensa durante todo el día cómo le va a sacar el cuerpo, que si las clases, que si está enfermo, que si yo salgo de mi horario, en fin, lo cierto es que el enlatado aquel se hace esperar como buena novia y pues mientras nos llega la hora final nos reunimos a liberar la tensión de mil maneras.
2. La Llegada
Cuando el bichito llega y si es el nuestro, porque eso sí, pasan contenedores por montones y puede ser cualquiera, todos parecemos borregos al matadero, se hace un mapa mental de su contenido y también la asignación dentro de la cadena de descarga ya que existen varias estaciones para el proceso.

3. La Apertura
Los contenedores que nosotros descargábamos siempre venían asegurados con unos precintos que son unos seguros metálicos que solo pueden ser abiertos con cizallas que son unas pinzas grandotas exclusivamente para cortar los precintos. También vi unos contenedores que venían asegurados con candados comunes y corrientes y no necesitaban del aparato aquel, pero cada quien tiene sus gustos. La puerta se abre girando una barra que la cruza de arriba a abajo y ¡Voila! Cajas por montones, la mercancía dentro de un contenedor debe venir muy bien organizada, como comida de gato en un lata, porque si uno abriera las puertas y se cayeran las cajas pues podrían matar a alguien, digo, es lo lógico, vaya uno a saber las verdaderas razones.
4. El Comienzo

Lo primero es bajar las cajas del contenedor, ese es el primer oficio, no me gustaba porque en esas latas hace mucho calor y además ese trabajo se hace máximo entre tres personas lo que representa mover casi un tercio de las cajas. Luego las cajas van siendo llevadas directamente al ascensor de carga hasta que se llena, en el ascensor hay una o dos personas que se encargan de acomodar las cajas para que quepan la mayor cantidad posible y así rendir la capacidad del mismo ya que es bien lento para subir.
5. El Ascensor
Cuando el ascensor se llena se siguen descargando cajas y se acomodan junto a su entrada para que cuando baje ya los acomodadores tengan la mercancía a la mano y así se agilice el proceso. En este punto ya hemos hablado de tres estaciones de trabajo: dentro del contenedor, en el piso y acomodando dentro del ascensor.
6. El Apilamiento
Cuando el ascensor llega a su destino también hay dos o tres personas que se encargan de desocuparlo para hacerlo bajar, ahí se tiran las cajas al pasillo donde se montan en las palletas para ser trasteadas vía tracción animal hasta el sitio de ubicación final, ahí están los otros acomodadores, también dos o tres, que hacen la pila final de la mercancía. La tracción animal son dos personas que con carruchas o montacargas manuales van llevando las cajas hasta la pila final, aquí puede existir una variación, se puede hacer directamente desde el ascensor o lanzarlo al pasillo y ahí si cargarlo haciendo más corto el trayecto.
7. El Final
No hay nada más gratificante en este tipo de jornadas que terminar, más si se han descargado cuatro durante toda la noche y ya son las cinco de la mañana y se debe volver al trabajo a las ocho, o también cuando se gana el dinero relativamente suave como con éste último. Lo cierto es que éste, como todos los trabajos es un desagradecido, uno monta y monta bultos y nunca ve el final, le duele la espalda, los brazos, las piernas, hay sed, el polvo, la otra vez me broté cual adolescente en celo; pero aún así, es una experiencia que guardaré en mi memoria y espero que se quede ahí para siempre.

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