Esa fue tremenda campaña, todo un ardid publicitario para que la gente volviera a los sitios turísticos del país andando por nuestras carreteras, eso como que no volvió a sonar, no estoy seguro, lo que si es cierto, es que no conozco al primero que haya dicho que viajó en esas caravanas custodiados por la policía y el ejército, en fin.
Se promocionaban excelentes destinos turísticos regionales, porque es que en este país hay de todo y muy bonito, se hablaba del eje cafetero, de la costa, de los llanos, del pacífico colombiano, en fin, tantas caravanas que ya no me acuerdo. En una ocasión pasamos por un pueblo que era parte de la ruta y habían pancartas y gente en la calle esperando con fervor todos los turistas que bajo el cuidado del presidente pasarían por su pueblo, en fin.
Me acordé de esto porque las rutas estaban cuidadosamente diseñadas para pasar por los lugares y paisajes más bonitos que se podían encontrar entre el origen y el destino, así también promocionaban las buenas inversiones de los gobiernos y daban una muestra de la seguridad interna que tanto vociferaban.
Me acordé porque jamás iban a los pueblos olvidados de Dios, donde las carreteras se hicieron de tanto pasar por ellas y sin ninguna maquinaria, donde un recorrido de 100 kilómetros se hace en 4 horas y se desea con el corazón que no llueva porque probablemente si eso pasa, será imposible salir en muchos días.
Esas tierras también son Colombia, aunque a veces parecen de nadie, son lugares igual de hermosos, con un vegetación llamativa y una fauna que solo se consigue por allá, su gente también son colombianos y necesitan por igual agua y luz, allá pude ver chigüiros, venados, babillas, águilas y muchos pájaros, uno que tiene una cola negra y larga y que cuando vuela la abre en dos como un compás, si alguien sabe como se llama le agradecería el dato.
En estos lugares no existen las opulencias de los otros destinos, pero no joda pariente, un atardecer como ese solo se consigue en la inmensidad del inmenso llano.
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