sábado, octubre 18, 2008

De la Grata Recordación

Son extrañas esas situaciones donde se pasa poco tiempo con alguien pero se despierta un feelling que perdura más allá del momento, que genera llamadas incómodas y mutuos deseos de volver a verse para ver si las cosas pueden trascender de las risas y los toques sutiles y convertirse aunque sea en un arrunche de días.

No existe una actitud específica para que eso suceda, es más, a veces siendo algo distante y callado llega alguien que se interesa por tu silencio y pues ya, se convierten en los mejores amigos y esperan pasar la mayor cantidad de tiempo juntos posible.

Y días después el teléfono suena, y no se tiene la menor idea de quién puede ser, y se escucha una voz completamente nueva que te saluda con todo el afecto del mundo, y como ya se es ducho en estas cosas pues se pregunta directamente por el nombre, da mucha pena seguir la conversación tratando de adivinar hasta que toca preguntar, y la otra persona se sienta algo ofendida y te llama ingrato por olvidar, y luego de un rato te suelta una pista para que uno las agarra en el aire, y entonces ya, ahora si a hablar, a preguntar cómo están las cosas y el eterno ¿Qué más?

Hay que admitir que como no se conoce lo suficiente a esa persona pues se acaba el tema de conversación, ya se averiguó por el trabajo y por el clima, y también por qué vas a hacer ahora, y el novio que es obligado, y que bueno que me llames con eso guardo tu número y hablamos después.

Y después de colgar uno se siente el más "papi", la vieja se levantó el número solo para conversar, y en el fondo uno está seguro que no se van a volver a ver, pero no importa, sirve para alimentar el ego y la ilusión; y si todo fuera posible, si no los separara la distancia, tal vez nada de ésto pasaría, así es la vida.

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