jueves, octubre 30, 2008

Del Cambio de Ojitos

Luego de un intento anterior, al fin actué con decisión e hice, con algo de miedito, que me intervinieran los ojos para dejar por siempre estos molestos lentes que me acompañan desde hace más de diez años; si usted tiene gafas estoy seguro que me entiende, si no las tiene pues me permitiré darle algunas razones para no desear estar con ellas.

Hablemos de una necesidad básica: Recuperar energías, es decir, dormir; generalmente, cuando llego muy cansado, me acuesto a ver televisión en la cama o en el sofá y en menos de cinco minutos ya estoy soñando, arrullado con la programación, todo funciona muy bien hasta que me giro para quedar de lado o boca abajo y termino aplastando los lentes contra la almohada y dejándome una marca en la sien que delata mi actividad.

Era muy molesto, cuando iba a la playa, que para fijarme en un buen bikini tuviera que buscar en la maleta los lentes y ponérmelos con disimulo y rapidez para no perder la oportunidad, además, con el viento y la arena terminaban totalmente rayados y tan sucios que no servían para nada en el camino de regreso. Así mismo pasa con los deportes, el baile, los besos y otras actividades tan cotidianos, que usted, señor que goza de buena visión no entendería a menos que perdiera algo de ese hermoso sentido.

En fin, por estas y muchas otras razones me encuentro sentado en la sala de cirugía vestido con gorro y polainas y ese traje verde desechable deseando que mi ojo izquierdo deje de moverse por el terror, cantando para distraerme y pendiente que digan mi nombre. Es mi turno y me sorprende no tener tanto miedo, esperaba estar sudando como un marrano y que las piernas me temblaran, me parece que el tic tiene más que ver con la ansiedad para que todo salga bien, total, ya no hay vuelta atrás.

Acuéstese, más líquido sobre el ojo, un parche transparente, enfóquese en la luz verde en el centro del aparato, va a sentir presión sobre el ojo, quietico muy quietico, ahora todo se va a ir oscureciendo, muy tranquilo, pendiente de la luz verde, ahora vamos a aplicar el láser, no deje de ver la luz verde, quince segundos de un traqueteo y ya está, de una vez el ojo izquierdo.

Las mismas recomendaciones pero está vez hablan de otros números, ¿Le creemos a la máquina? No creo, está muy cerca pero no tanto, tráiganme un lente, nada de láser y ya es hora de levantarme, el médico me toma la cara y me dice que no pudo terminar la cirugía, que no es nada grave y luego me explica.

La superficie es irregular y lo recomendable es dejar todo como estaba para evitar otras complicaciones, tendré que esperar tres meses para pasar por esto de nuevo, y ésta vez sí, disfrutar de los avances de la tecnología en carne propia. Estoy marcando los días en el calendario.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eeeso dieguito,, Dios quiera y todo t salga bien,te debes ver mas lindo sin lentes!! ir!@n@