jueves, marzo 05, 2009

De lo Que Ellas Mienten

Y ya cuando todos nos habíamos tomado los tragos suficientes como para estar más sueltos y desinhibidos, bueno, en realidad, todos es un decir porque ellas tenían la típica actitud de la señorita recatada que solo está ahí para divertirse y bailar un buen rato, esas que le hacen mala cara a los ebrios como nosotros y que luego del guayabo empiezan a echarle en cara a uno que es un borracho y que toma mucho, puras poses, apariencias; en fin.

Ya cuando estábamos todos en esa onda nos atrevimos a bromear acerca de esa blusa de tiritas que tan bien le sentaba, me encantaba el color y además lo que dejaba ver, aunque siempre me ha parecido que con ella la gravedad no ha tenido piedad; entonces tu afirmaste que la habías sacado del armario por casualidad, que hacía miles de años que no la usabas y por último que no tenías ni idea que esa noche íbamos a salir a hacer algo.

La cuestión es que días después comentando el asunto con más calma, nos enteramos que desde la noche anterior a la salida habías estado citando a todos con fines lúdicos, que no hiciéramos planes para esa noche porque sería bueno que nos reuniéramos como pocas veces hacemos. Ploff!!!

Hoy te pregunto por tus planes del weekend, me dices que tienes una cita muy a las seis de la tarde y pues no me interesa preguntar más, pero luego aclaras que es para hacer una diligencia muy conocida en el país y además también debes sacar otro documento; intuyo que todo eso tiene que ver con una nueva propuesta laboral y vas a firmar un nuevo contrato lejos de esta empresa, te lo digo sin problemas y solo abres los ojos como si te fueras a echar gotas, sonríes y me mientes descaradamente, en mi cara, te lo repito y de nuevo la mentira sin dudar. ¡Vaya cojones tienes!

¿Para qué mentir? ¿Por qué hacerlo? Parece ser una constante con ustedes las mujeres, en el primer caso porque tienen que parecer la más decente de todas, así se revuelquen con el que quieran, lo importante son las apariencias, la impresión que sienten que dejan en nosotros, pero la verdad es que la impresión que uno se lleva es la de una solapada que piensa que siempre le puede meter a uno los dedos en la boca.

En el segundo caso porque la ley dice que uno debe negarlo todo así lo agarren con los pantalones abajo, negarlo hasta la muerte, como si negarlo y mentir lo hicieran desaparecer; valiente gracia, más bien es como ofensivo porque ya con todas las cartas sobre la mesa no hay mucho que se pueda hacer, corrijo, se puede mentir.

No me gustan las mentiras, mucho menos las mentirosas, prefiero una vagabunda declarada a una dama de cama baja, lo daría como un consejo pero solo es mi manera de pensar, consúltenlo y me cuentan.

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