jueves, enero 11, 2007

De Alfa y Omega

Señoras y señores, damas y caballeros, niñas y niños, aunque no sé porque hablo en plural y trato de agrupar a todo el mundo si casi nadie me lee, pero bueno, no importa; comienza un nuevo año, finalizó un viejo año, es hora de balances y de retomar fuerzas para continuar en estos ciclos sin sentido de los cuales consta la vida.
Para mi se cerró un ciclo extraño, aunque creo que todos los ciclos son extraños para todos, pero digamos que éste tuvo varios elementos adicionales que lo clasifican dentro de la categoría de los especiales, de los de recordar en épocas especiales, de los de hablar constantemente pero no creo que sea de los de añorar. Se habla de cualquier cosa pero solo se extraña lo verdaderamente importante, y lo de extrañar sólo está conmigo, hace parte de una intimidad que no quiero publicar.
Pero bueno, ya lo pasado es pasado, el presente es la incógnita ahora, estoy aparentemente en el mismo punto donde estaba hace un tiempo, ahora con más dudas, con más incertidumbre y lo peor: con más necesidades. Lo más interesante de todo es que la única solución que tengo es sentarme a esperar, estar pendiente de cada señal del destino y confiar en Dios para que todo se resuelva de la mejor manera, me parece irónico que en los momentos cuando más quieres hacer algo lo único que puedas hacer es nada.
Sea lo que sea de lo que me dotaron, no me dieron paciencia, puede que por encima parezca calmado pero en el interior soplan vientos contrariados con miles de ideas que me asaltan y no me dejan en paz, siempre he dicho que mi conciencia es mi peor castigo y creo que va de la mano con la falta de paciencia.
No sé ustedes como reciben este comienzo de año, espero que de la mejor manera, yo no me puedo quejar, o más bien, sí me puedo quejar aunque no tenga de qué, es una costumbre de toda la vida y para hacer la mejor transición de un ciclo al otro pues me quejo aquí donde los reproches no son a la cara y por ende duelen menos.

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