miércoles, febrero 14, 2007

Del Sexo y sus Conversaciones

La otra noche miré la película Kinsey, una espléndida película protagonizada por Liam Neeson y Laura Linney que trata acerca de la vida y obra del profesor Alfred Kinsey quién revolucionó la vida sexual de los gringos con sus investigaciones y libros acerca del comportamiento sexual de las personas.
Entre las muchas buenas escenas que vi, hubo uno que me impactó e inspiró este post, más o menos es así: Una pareja va a la oficina del profesor y le confiesan que tienen problemas sexuales, Kinsey les hace una serie de preguntas entre las cuales indaga acerca de la posición sexual preferida por los dos, entonces la pareja se mira con cara de extrañeza y la mujer pregunta: "¿Existe más de una?" a lo cual el profesor responde: "Mac y yo todavía seguimos encontrando una nueva cada noche".
La cuestión para mi no es solo el mundo ignorante en el cuál habitaban en ese tiempo y que hoy aún sigue siendo un tabú, sino la respuesta de Kinsey, la posibilidad de plantearte con tu pareja una profunda renovación sexual que no les permita caer en la monotonía, cosa para mi aterradora en este tema tan delicioso pero real porque creo que a todos nos ha pasado.
Me parece que el elemento sexual es un factor determinante en el éxito de la pareja, que cuando se pierde el deseo pues simplemente todo se va al traste, y generalmente se pierde, pero aún no conozco a nadie que haya abordado este tema de frente con su pareja y sean capaces de hablar de lo que les gusta y disguta en sus jornadas. Evidentemente hay aproximaciones, charlas entre chiste y chanza donde se hablan de los gustos y cosas que han impactado, pero no se llega a hablar especificamente del otro por temor a herir los sentimientos o tal vez a parecer un pervertido o una virtuosa en la materia.
Para llegar a este punto hace falta mucha madurez, mucho conocimiento mutuo y sobre todo confianza, entonces preferimos quedarnos con lo mismo y esa fogocidad de los inicios se va diluyendo lentamente. Cuántos malos ratos nos ahorraríamos si tomáramos el toro por los cuernos y nos diéramos a la tarea simple de averiguar qué está bien y mal en lo que hacemos, el mundo sería un lugar feliz, el estrés no existiría y la neura sería por otras cosas.
Eso sí, no sé cómo abordar el tema, ni en qué momento hacerlo, tampoco cómo hablar expontáneamente de lo que me gusta, y muchos menos escuchar y reconocer los errores de los que me acusarán. Total, hay que intentarlo, más mal no nos puede ir, se supone que la conversación mejorará la situación, entonces; si alguien se arriesga pues me cuenta, tal vez pueda seguir sus consejos.

2 comentarios:

david santos dijo...

Hola!
Buen trabajo para una gran reflexcion
Gracias.

OjosdeGatoNegro dijo...

Muchas gracias, humildemente hago lo que puedo con ciertas chispas de inspiración.