viernes, agosto 24, 2007

De las Cosas Para Hacer Antes de los Treinta

A mediados de los noventa, un afamado periódico de circulación nacional, publicó un artículo con un listado de las no sé cuántas cosas que se debían hacer antes de cumplir treinta años.

Aún recuerdo algunas de esas cosas como por ejemplo fumar marihuana, tener sexo oral, tener sexo en un carro y otras más; ahora que me acerco a éste límite pues repaso que me falta por hacer, tampoco es que esté tan cerca pero cuando uno se descuida el tiempo pasa volando.

La razón por la cual no he podido olvidar ese listado a pesar del tiempo es que una de las cosas a hacer era visitar un putiadero, o pagar por sexo, o estar con una piquirroja, o algo así, la cuestión era como por ese estilo y pues es una de las cosas que aún no hago.

Me perdonarán todos aquellos experimentados en estas lides, pero yo lo más cerca que he estado de un putiadero ha sido en el andén, eso fue en Venezuela, el primer fin de semana que salía con los compañeros, pasamos por un lugar que era manejado por un enano, ironías de la vida, y las niñas desfilaron por la puerta para que cada quien escogiera la suya, ese día nadie se llevó nada y hasta ahí llega mi experiencia.

Si hoy hablo de eso es porque ahora la situación vuelve a salir a flote ya que algunas de las personas que estoy frecuentando son de ese tipo de plan y con facilidad uno puede terminar en esos recorridos sin siquiera preguntar por sus deseos. No es que atenten contra mi moral o algo así, solo que a éstas alturas puedo hacer el ridículo con una facilidad bestial.

Hace unos días le pregunté a una amiga qué debía hacer, ir o no ir, su primera reacción fue decir que no, luego lo pensó y dijo que hiciera lo que quisiera, luego volvió y dijo que no, que asco, luego que solo a tomarme una cerveza, luego que no, luego que hiciera lo que quisiera y para resumir el cuento hoy escribo un post.

Me parece que uno debe experimentar muchas cosas en la vida para poder diferenciar entre lo bueno y malo, lo sabroso y lo feo, la cuestión es que la doble moral aquí pesa y que con ciertos actos ofendemos a las personas que queremos, como si se lo hiciéramos a ellas, total, no queda más que esperar, si algo les cuento.

2 comentarios:

Maria() dijo...

yo te diría que no, me parece muy bajo pagar por sexo y más si no es algo que estés necesitando sino por presión de grupo. De todas formas me quedo esperando el desenlace de la historia...

un saludo

Anónimo dijo...

Hola de nuevo, me aterra la similitud de tu historia con la mia, algo similar me paso en mis primeros meses de trabajo, sin embargo yo decidi no prestar atencion al asunto, tomar cerveza con ellos, asistir al sitio pero de ahi no pase, uno puede ser amable y negarse al mismo tiempo, incluso un par de veces la pase bien y no necesite de sexo. Paciencia que todo eso se arregla, me asalta la duda de en que tipo de empresa trabajas, suena extrañamente familiar.