jueves, diciembre 11, 2008

De los Actos de Provocación

Dice la Real Academia de la Lengua Española que provocar es incitar, inducir a alguien a que se ejecute algo; también, irritar o estimular a alguien con palabras u obras para que se enoje, aunque la definición que atañe en este blog dice que es intentar excitar el deseo sexual en alguien.

Para mi la provocación es un acto de dos vías donde una persona genera un comentario con ciertas implicaciones y la otra puede o no responder con las mismas intenciones. Generalmente la persona que provoca espera ser correspondido pero es el provocado quien decide el rumbo que va a tomar la conversación, y por qué no, la situación.

Las mujeres nacen con el don natural de la provocación, lo hacen con las palabras, con los gestos, con las miradas, con las poses, con la vestimenta, en general, hacen uso de todas sus herramientas con o sin intención, pero también creo que son expertas en dejar las cosas ahí, simplemente en tirar la piedra y esconder la mano, en desentenderse de la situación con la mayor inocencia para que uno quede más "ganoso" que siempre.

Debería existir una ley para que la provocación obligara a actuar y que no hubiera manera de zafarse de las consecuencias, toda persona que provocara tendría que acceder a los deseos del provocado por el simple hecho de tentar la suerte; nada de ignorar la situación ni poner excusas estúpidas, el que busca encuentra así nuestros sueños no sean siempre lo que soñamos.

Si alguna mujer lee esto pensará que los hombres también provocamos y casi que lo hacemos con la misma frecuencia que ellas, la verdadera diferencia es que nosotros provocamos porque queremos que pase y no simplemente por ver qué puede pasar.

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