lunes, diciembre 29, 2008

De Volver al Karaoke

Y como se ha vuelto obligación cada fin de año nos reunimos para darle despedida, y como ahora somos mucho más discretos para la rumba, yo creo que tiene que ver con la treintañés, regresamos al karaoke, ésta vez completamente decididos a arrasar con los aplausos sin para de reírnos y disfrutar.

La situación empezó como tenía que empezar, el más divo de los divos trajo a escena a Luis Miguel mientras los demás tratábamos de convencernos que todos vamos a esos sitios a los mismo: A probar que los escenarios no eran nuestro destino, a que se infle el ego por las palmas del público, a que los demás canten a grito herido las canciones que también nos gustan.

Para tratar de manejar el pánico de los nuevos en el asunto y tratando de hacer que el más rogado derroche un poquito de su talento, decidimos salir en parejas porque siempre el oso acompañado es menos oso; al fin se presenta la oportunidad y trato de personificar a Bunbury mientras el resto de la gente canta con nosotros. A mi parecer salió menos mal de lo que podría, tanto así que una ebria me felicitó en cuanto me bajé de la tarima.

Este mismo personaje no resiste, como ella misma dice, ver a cinco chicos solos en la mesa y se acerca para averiguar por nuestras suertes, su amiga piensa que está bastante pasada de tragos y tiene toda la razón, a duras penas se sostiene mientras nos cuenta que vivió en Europa y también en Ecuador y Bolivia y que regresa a su país a pasar vacaciones, como podemos nos zafamos de ella y rogamos porque ya no se moleste en invitarnos a bailar; me pregunto por qué una niña no hace eso, sin respuestas.

La jornada cierra con muchos abrazos, entre todo el mundo, algún baile con una que otra gordita, lágrimas de borrachos que nunca dejan de ser sinceras, el despertador sonando porque hay que ir a trabajar, no entrar a la oficina porque tengo la perra viva con todo y los cachorros, otra ronda de regalos para la familia con almuerzo incluido y lo otro... lo otro tu ya lo sabes bien.

viernes, diciembre 26, 2008

Del Viaje de Fin de Año

Ya pasó navidad y como es obvio se acerca el fin de año, me imagino que muchos de ustedes habrán salido a vacaciones y probablemente estén disfrutando de las festividades visitando a la familia o de turistas en cualquier lugar, no lo digo con envidia ni con desdén, yo también viajé, no por placer sino por trabajo pero viajé.

Tuve el placer de estar pegado a la silla de un autobús por 16 horas, aguantando frío, en una posición incómoda, pasando hambre y maldiciendo mi suerte; el regreso fue mucho mejor: 18 horas en la silla, sin tanto frío pero si muy incómodo, tanto así que tengo dolor de espalda y como siempre una de mis rodillas no está resistiendo el trajín, en este viaje no maldije mi suerte pero si consideré renunciar si la situación continúa así, y parece que no va a cambiar.

Lo mejor de todo es que parece que voy a regresar al mismo sitio, lo que significa que pasaré el fin de año sin mi familia, que lucharé por un puesto en el terminal de transporte, que trataré de llorar preguntándome por qué estudié ocho años si al final iba a seguir transportándome como cuando era estudiante.

Como nota curiosa en ambos sentidos viajaban varias personas de Venezuela, lo peor es que comentaban que seguirían la travesía por tierra y a pesar que las carreteras allá son mucho mejores que acá y también la topografía, no dejan de ser muchas horas metido en un maldito bus donde los olores y los ruidos son algo desesperante.

Si hace un año dije que el terminal de Bucaramanga merecía mi felicitación por su organización y estructura, pues ahora debo decir que el de Cúcuta es una mierda y me parece increíble que una ciudad de tanta importancia no tenga una mejor opción para el transporte terrestre.

lunes, diciembre 15, 2008

De las Mujeres que me Tocan

Está la rumbera, la loca, la que siempre piensa en baile y en trago; ella se toma algo e inmediatamente se le sube la nota y es la más alegre del sitio, reparte besos por doquier y si esa noche uno anda con algo de suerte lo más probable es que se la lleve al apartamento y al otro día amanezcan con resaca y sin ropa. Estoy seguro que más de uno se ha apuntado a ese plan, pero evidentemente yo no, esa mujer no me toca a mi.

Está la niña buena, la que no mata un mosco, la señorita de casa que sabe cocinar y es el ejemplo para sus hermanos, casi no le gusta la rumba y es más dada a estudiar y a salir con sus amigas a planes sanos que perderse toda la noche entre el licor y la música a alto volumen. Yo no conozco ninguna de este tipo así que tampoco me toca a mi.

No hay que dejar de lado a la mujer que está en medio de las otras dos, no es de un extremo ni del otro, se puede salir con ella como con un amigo más y también verla completamente sexy en otra situación; el único problema es que tiene un novio que es un boludo y la trata como a una mierda, siempre se tiene la seguridad que uno la tendría en una nube pero igual ella prefiere salir con el gañán aquel generando enviada y lanzar preguntas al cielo que no reciben respuesta. Evidentemente como ya está comprometida, y lo mejor, llevan bastante tiempo juntos pues tampoco me toca a mi.

Hablemos mejor de las que sí me tocan a mi, a esas las llamo las convertidas, es decir, mujeres que estuvieron en esos grupos pero que precisamente cuando se deciden a salir con uno, piensan que no es justo seguir comportándose de esa manera y se pasan a otro bando para que ésta vez las cosas si resulten. Pasa que el gusto por ellas es por lo que son y no por lo que aspiran a ser, entonces lo único que se reciben son desilusiones y ganas de escribir un post para que entiendan que el que es no debe dejar de ser.

jueves, diciembre 11, 2008

De los Actos de Provocación

Dice la Real Academia de la Lengua Española que provocar es incitar, inducir a alguien a que se ejecute algo; también, irritar o estimular a alguien con palabras u obras para que se enoje, aunque la definición que atañe en este blog dice que es intentar excitar el deseo sexual en alguien.

Para mi la provocación es un acto de dos vías donde una persona genera un comentario con ciertas implicaciones y la otra puede o no responder con las mismas intenciones. Generalmente la persona que provoca espera ser correspondido pero es el provocado quien decide el rumbo que va a tomar la conversación, y por qué no, la situación.

Las mujeres nacen con el don natural de la provocación, lo hacen con las palabras, con los gestos, con las miradas, con las poses, con la vestimenta, en general, hacen uso de todas sus herramientas con o sin intención, pero también creo que son expertas en dejar las cosas ahí, simplemente en tirar la piedra y esconder la mano, en desentenderse de la situación con la mayor inocencia para que uno quede más "ganoso" que siempre.

Debería existir una ley para que la provocación obligara a actuar y que no hubiera manera de zafarse de las consecuencias, toda persona que provocara tendría que acceder a los deseos del provocado por el simple hecho de tentar la suerte; nada de ignorar la situación ni poner excusas estúpidas, el que busca encuentra así nuestros sueños no sean siempre lo que soñamos.

Si alguna mujer lee esto pensará que los hombres también provocamos y casi que lo hacemos con la misma frecuencia que ellas, la verdadera diferencia es que nosotros provocamos porque queremos que pase y no simplemente por ver qué puede pasar.

martes, diciembre 09, 2008

De Los Años Maravillosos

Luego de un tiempo de antojo al fin me decidí a comprar ésta serie, The Wonder Years me permitió vivir una niñez paralela mientras disfrutaba la mía, y hoy, más de quince años después me transporta a ese tiempo, al tiempo de Kevin Arnold, a compartir sus dudas y comportamientos y a reírme recordando que también cometí sus errores.

Yo también me enamoré de Winnie Cooper, y la vi crecer con rapidez, siendo siempre más alta que nosotros, algo plana para mi gusto pero las expresiones en su rostro eran tan tiernas que solo inspiraba ternura y candor.

Evidentemente odiaba a Wayne, afortunadamente nunca tuve un hermano mayor que siguiera sus comportamientos, también, sufría con los choques entre Karen y el gran patriarca Jack, esos sí son algo familiares; pero me gustaba el espíritu libre de ella y como representaba el pensamiento de la época.

Hay una temporada en la que Kevin trabaja en una ferretería y el dueño es un viejo con mucho de viejo, pero capítulo a capítulo le da enseñanzas de vida que también tomé para mí; en una de esas el señor deja una venta de algo para una tubería de una señora porque le dice que ella debe saber si es agua "dura" o "blanda", Kevin no lo entiende y le recrimina al viejo y renuncia para siempre, al momento mismo en el que la señora regresa al final del día para confirmarle al señor que es agua dura y que por ese tipo de consejos nunca deja de ir a su ferretería.

Por último una frase del narrador: "... Cuando eres un niño eres un poco de todo: Científico, filósofo, artista. Algunas veces parece que crecer es renunciar a esas cosas de una vez."

jueves, diciembre 04, 2008

De Algo para Reflexionar

Pues éste blog nunca ha sido para opinar acerca de estas cosas, es más, en lo personal evito estas conversaciones que se vuelven confrontaciones, mi opinión al respecto difiere mucho de la de los demás y por eso me contengo al expresar mis ideas; total, me pareció importante difundirlo y pues aquí lo dejo para que mis compatriotas reflexionen.

lunes, diciembre 01, 2008

De Una de Cuarenta Por Dos de Veinte

Tengo una compañera de trabajo que cada vez que regreso de viaje y nos encontramos hace algún comentario acerca de mi físico, que si estoy más gordo, o más delgado, o si me dejé la barba o tengo el cabello largo, esto último es solo un decir porque cada días me quedo más calvo; en fin, ella es la que me sube o me baja el ánimo cuando regreso a la oficina.

Este último viaje no fue la excepción y se quedó mirándome fijamente a la cara, decía que tenía algo raro y no sabía que era, luego de unos segundos dijo que llevaba días sin afeitarme y eso me hacía ver más viejo, tal vez era porque estaba saliendo con alguna cuarentona y necesitaba verme un poco mayor para la señora, comentario al que respondí aludiendo que las cuarentonas buscaban siempre tipos más jóvenes entonces al verme mayor pues no estaría dentro del grupo objetivo.

Aceptando mi premisa cambió la idea y dijo entonces que estaba saliendo con una muchachita, la muy indigna dijo que probablemente de trece años y por eso trataba de verme más viejo, porque las niñas siempre buscan un tipo mayor, como una figura paternal que las proteja y además las saque de rumba y les gaste.

Aquí debo aclarar que considero eso un delito, no salgo con niñas que tengan menos edad que mi hermana menor, para mi es como un incesto, aunque con esto he reducido mucho el campo de acción porque las de mi edad ya como que se están casando o por lo menos están embarazadas y pues eso no es algo que me llame la atención.

Volviendo al tema, mi compañera recalcó que salir con una niña era un problema porque para ellas todo es nuevo y siempre se sienten apenadas cuando uno pide algo especial, se asustan o piensan que es una aberración, mientras que con una mujer hecha y derecha ni siquiera es necesario pedírselo, ellas mismas toman el control de la situación y uno termina completamente complacido.

Cierto o no me pareció un comentario algo atrevido ya que veníamos hablando de otra cosa y el asunto tomó implicaciones sexuales y también personales que a veces es mejor escuchar, no porque no sea interesante sino porque ella es la mujer de un exjefe y pues no creo que sea la conversación más apropiada.

En resumidas cuentas no sé que es mejor: Si tener una de cuarenta o mejor una de veinte, aunque en mi situación cualquier cosa sería ganancia.