Estoy de vuelta, con algo de sobrepeso pero de vuelta, irrelevante el dato pero de vuelta, eso es lo importante, no se imaginan la diferencia que se siente al dormir en su propia cama luego de varios días ausentes, no solo por la comodidad física, me refiero al estado de tranquilidad al sentirse de nuevo en el hogar... Es incomparable.
Hablemos de los hechos que nos atañen, primero, parece que pago algún tipo de karma con esto de las ceremonias matrimoniales, me perdí el de Héctor hace ya varios años, me perdí el de Julio, coincidencialmente viajé el mismo día en que todo se celebraba, me quedé con los crespos hechos, me perderé el de Gollo, por aquello de la distancia y también me perderé el tuyo puesto que soy personaje no grato, tu me entiendes.
Aprendí muchísimo del trabajo en estas últimas tres semanas, aterrizar los conceptos que se manejan a diario fortalece el conocimiento, además de las experiencias que nos hacen maestros y cada actividad didáctica nutre el perfil. También aprendí que cuando no me gusta algo o alguien definitivamente no me gusta, cometo el error de no darme una oportunidad en el asunto, simplemente me niego de entrada y a medida que me acerco cada vez más a eso o a ese simplemente me comporto más reacio y la hostilidad permanece a flor de piel.
Aprendí que el arroz se maneja como una harina y no como un cereal, o por lo menos eso me dice mi cuerpo, que me corrijan los nutricionistas. También que un tarrito de leche condensada son demasiadas calorías, que cuando uno llega al fondo ya el producto no sabe dulce debido a lo empalagoso del mismo, pero también aprendí que la tentación es una cosa muy fuerte y que cuando se quiere ser débil de carácter cualquier cosa es excusa.
En fin, solo era una breve actualización, cosas banales que pasan a diario.
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