Los que me conocen y los que llevan algún tiempo leyendo este blog saben muy bien que siempre he deseado que el cielo se abra sobre mi y deje caer un ángel en una situación típica de las comedias gringas, hablo de esas escenas donde las miradas se cruzan y en un choque accidentado se rozan las manos para dar comienzo a una gran historia de amor llena de malentendidos, lágrimas, besos y finales felices.
Obviamente era mi manera de justificar mi llevadera soledad, porque consideraba imposible que algo así sucediera, y si se fijan bien notarán el tiempo pretérito en las sentencias anteriores, todo porque literalmente el cielo se abrió y me enfrentó, a empellones, a una situación que anhelaba con el corazón pero para la cual no estaba preparado.
Admito que me agarraron con los calzones abajo, lo sé porque cuando la repaso en la memoria noto mis comportamientos nerviosos y repetitivos, además también me veo diciéndome a mi mismo que no debo dejar que el silencio se apodere del momento porque va a congelar las cosas, eso mientras ideo alguna otra pregunta intrascendente pero no tan corriente para llevar el hilo de la conversación, y todo eso mientras la veo y simplemente no lo creo.
Lo cierto es que en las cintas todo parece más sencillo, cualquier cosa que el tipo haga le agrada a ella y como todos sabemos eso sí está lejos de la realidad, aquí el juego es un toma y dame, tratar de obtener la mayor cantidad de información evitando arriesgar, se debe ser claro y dejar la puerta entreabierta pero sin ser tan evidente, es una persecución de gato y ratón donde ambos somos gatos y ratones.
Entonces... probablemente es cierto... Pasa en las películas... Pasa en la vida real...
1 comentario:
Claro! y lo malo es q aunq sepas q no debes caer en el silencio, nada t pasa por la mente para preguntar jaja. !r!@n@
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