Me cuentas todos tus planes económicos para el futuro próximo y yo, como en chiste y en serio, te pregunto si no te interesas en mí para tinieblo, una figura que me parece apropiada porque podríamos tener mucho sexo y además yo podría disfrutar de tu ascenso monetario sin que ninguno de los dos tenga que involucrar el corazón, aunque el motivo no lo menciono.
Me respondes que sí quieres salir con alguien pero en serio, algo muy diferente a lo que te propongo, además me cuestionas por la proposición y yo la justifico como un comienzo, por algún lado debemos iniciar y si lo hacemos por lo serio y no funciona pues es probable que dañemos nuestra amistad y no podamos devolvernos a lo otro, en cambio, si es como tinieblos pues podríamos avanzar a lo serio o simplemente dejar todo así sin que nadie saliera lastimado.
Ahora si le encuentras sentido a mi propuesta pero aún así no es lo que quieres, entonces la respuesta es un no profundo, al ver tu negativa te pido que consideremos lo serio, por qué no? Y mientras todo eso queda en el ambiente, decido partir y pedirte que lo consideres, nunca se sabe.
Pero lo cierto es que ésta vez yo si lo sé, en realidad ambos lo sabemos, pero tu no tienes los cojones para decírmelo en la cara ni yo para dejarte completamente atrás. También estas conversaciones se dan cuando estamos bien separados, cuando no existe la más mínima posibilidad de encontrarnos y decirnos de frente lo que creemos, cada viaje es la existencia de un amor platónico que muere en cada regreso. Eso somos.
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