martes, mayo 25, 2010

Del Centro Del Mundo

Si existe una verdad absoluta es que somos el centro de nuestro mundo, completamente válido porque al fin y al cabo es nuestro mundo, lo que no logramos comprender es que el nuestro termina justo donde comienza el de los demás, al igual que los derechos, es nuestro derecho.

Entonces, cuando nuestros mundos se entremezclan esos límites se cruzan, probablemente desaparecen, algunos de mejor manera que otros, el problema radica cuando de nuevo debemos separarlos, ahí olvidamos por completo como estaba conformado nuestro mundo antes de y ya cualquier acción del otro se convierte en una transgresión.

Los silencios, las palabras, los ademanes, los gestos, las presencias, las ausencias, las miradas, todo tiene una explicación, todo tiene que ver con nosotros, con nuestro mundo; la otra persona pierde completamente su individualidad y ahora su único motivo para existir tiene que ver con nosotros, bueno o malo, ni siquiera nos detenemos a pensar en ello, solo consideramos que cada paso es una reacción a nuestras acciones.

Yo pensé, yo creí, pero tu dijiste, es que me pareció, yo te vi, tu hiciste, tu no hiciste, miles de suposiciones basadas en un solo argumento: Yo soy el centro de su mundo. Todas son evitables con una pregunta llana y directa, pero es más fácil argumentar en la cabeza, es lo convencional, es lo que nos programaron que hiciéramos en esas situaciones.

Un ejemplo simple para validar mi teoría es la típica situación donde te encuentras al otro y lo saludas como siempre pero te responde de una manera agria, parece preocupado o triste o malgeniado y entonces le preguntas si todo está bien, aunque evidentemente no lo está, y lo más probable el que te diga que sí, que todo está bien, y como no estás convencido preguntas de nuevo más de una vez, hasta que el cuestionado termina por hartarse.

Entonces te vas con una sola pregunta en la cabeza: Será que hice algo para que esté enojado? Así no hayas hecho nada diferente a lo que haces todos los días, simplemente crees que su reacción tiene que ver contigo, debe serlo puesto que te contestó mal y además no te lo quiso decir, sólo existe una explicación y es que una acción tuya causó su enfado, es la única lógica y posible.

Comprendo que es difícil pensar diferente, nos programaron y ya, no culpo a nadie, lo que me produce escozor es que a estas alturas del partido todavía creas que ese razonamiento común aplica conmigo, ahí pienso si me equivoqué, ahí perdimos el poco tiempo que no tenemos, ahí tu caíste en los convencionalismos, también, en el de ser mujer.

No hay comentarios.: