lunes, octubre 15, 2007

De las Palabras Que Arden

Ya llevo más de quince días viviendo en mi nuevo hogar y todavía quedan cosas por revisar, clasificar, guardar o en su caso botar, parece un trabajo de nunca acabar aunque al ver ya todo casi listo me doy cuenta que tampoco es que tenga tanta cosa.

Entre todo ese revuelto existía una caja de regalo a la que le venía sacando el cuerpo desde hace días: Su contenido eran muchas cartas que me han enviado diferentes personas a lo largo de los años. Sí, ahí estaban tus cartas revueltas con muchas más y el motivo por el cual no quería revisarlas era porque ya tenían un destino fijo.

El proceso era simple, sacar hoja por hoja y leerlas por última vez, buscando una fecha o recordando el momento justo en que las recibí, volver a esos momentos para decirles adiós.

Varias de ellas eran pequeños pedazos de papel que decían dos o tres palabras muy lindas, las otras, como ya sabrás, eran muchas palabras juntas con un significado demasiado especial, varias estaban sin fechar pero fue fácil recordar cuando las leí por primera vez, como esa donde me escribiste un fragmento de una canción de Arjona y que coincidencialmente estaba sonando cuando la leí.

Este proceso ya lo había repetido en otras ocasiones, solo que sabía que podría hacerlo de nuevo cuando quisiera, entonces, ésta vez, hacerlo me volvió la cabeza un ocho porque sé que esas palabras ya no estarán más ahí para mi; si a eso le sumamos que muchas de esas cosas significaron y de pronto significan sentimientos profundos pues la situación se complica aún más.

Muchas de esas cartas ardieron en mi interior, esas palabras quemaron como el carbón y su justo destino es ser incineradas para inmortalizarlas; me recordaron épocas de mi vida, a personas de las que nunca volví a saber, a algunas con las que poco hablo y a otras con las que el contacto se mantiene vigente pero no creo que intacto.

Hoy ese pasado se convirtió en cenizas que se llevó el viento, hoy solo quedan los recuerdos en la memoria, hoy las pruebas de lo que fue se esfumaron pero no por ello se perdieron las enseñanzas, hoy lo escrito en el papel no existe pero sí lo que está en el corazón.

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