viernes, octubre 12, 2007

De lo Que Debemos Callar

¿Cómo es que dicen? "El silencio vale más que mil palabras". "El que calla otorga" También es otro adagio muy popular y además muy sabio, como todos esos refranes que condensan la sabiduría del pueblo que dicho sea de paso actúa como la voz de Dios.

Diría que las personas en general somos más charlatanas que calladas, o por lo menos, las que conozco poco hacen uso del silencio y mucho ejercitan los músculos maxilares; no sé si incluirme porque a veces mi timidez me hace pasar por prudente pero luego ya con confianza la lengua me traiciona y me mandan a callar por decir cosas de más.

Creo firmemente en que una relación se basa mucho en las palabras, y que éstas son las mejores armas para solucionar conflictos, pero a veces, cuando se dicen sin pensar sirven para todo lo contrario: Arman problemas de grandes proporciones y ofenden a las personas dejando una huella imborrable.

El otro día tuve un lapsus donde intenté decir algo, pero, ese mismo lapsus me permitió reflexionar y callé al comenzar la frase. Hoy todavía me preguntó por qué hice ambas cosas, por qué traté de mascullar eso y por qué al mismo tiempo preferí guardarlo para una posterior reflexión. Evidentemente iba a materializar lo que venía pensando pero esa idea traía la otra de la mano que pudo más y detuvo.

El silencio es bueno, muy bueno, te permite pensar, reflexionar, recapacitar, dilucidar, inclusive actuar, el problema es que el que piensa pierde y ese pequeño instante que pudo cambiarlo todo no fue y por esa decisión el futuro acaba de cambiar, todos sabemos que ciertas cosas solo tienen ese momento indicado para existir y a veces el silencio no las deja nacer.

"Es mejor pedir perdón que pedir permiso" No sé si aplica a todas las situaciones, pero lo cierto es que a uno nadie le quita lo bailado y por muchas consecuencias que se paguen siempre queda el sabor de la victoria en los labios.

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