martes, febrero 10, 2009

Del Final de Los Años Maravillosos

Luego de saltarme la cuarta y quinta temporada debido a la calidad del pack de dvd´s que compré, pasé directamente a la sexta esperando encontrar el tan anhelado final de esta serie que como les había comentado fue y será muy representativa para mi.

Todo iba bastante bien, recordando algunos capítulos que había visto hace muchos años, notando también la presencia de Giovanni Ribisi y uno que otro actor que en su edad adulta logró colarse en alguna película; en fin, a cada instante estoy pendiente del menú para verificar cuántos capítulos faltan hasta que en los dos últimos veo a Winnie besando a otro tipo y a Kevin en una gran discusión con ella, con el mundo y con la vida.

Luego de más argumentos en la carretera, un torrencial aguacero y discusiones de adolescentes ella le dice que no quiere dejarlo, que no quiere dejar de amarlo y se nota, como siempre en su rostro, que el amor que le tiene durará toda la vida, por supuesto él, como todo un caballero deja de lado las estupideces y le dice que estarán juntos por siempre.

Si ese es el final me siento completamente satisfecho, pero resulta que no, que llegan al pueblo en pleno 4 de julio y se encuentran con Paul, quien según el narrador va a Harvard y vive toda la vida con sus alergias, Kevin mira a su padre y en su lenguaje particular arreglan sus diferencias, luego ve a su familia donde Karen está embarazada, la mamá sigue su vida como ejecutiva y abuela, Wayne se hace cargo de la empresa de muebles luego de que su padre muera dos años después.

Winnie se va a París a estudiar historia del arte y según Kevin se escriben una carta semanalmente, ella regresa ocho años después y él va a recibirla al aeropuerto con su esposa y su primer hijo de 8 meses...????? ¿Cómo diablos? ¿No quedan juntos? Pues obvio que no porque no creo que modificaran el final de mi copia pirata. En fin, si ellos, con su amor perfecto lleno de imperfectos no quedan juntos entonces ¿Qué nos depara a los demás? Una de las razones por las cuales quise ver la serie completa fue porque estaba completamente seguro que esa pareja era eterna, que llegarían a viejos juntos y sus hijos contarían sus historias, pero no, la cruda realidad es otra... Maldita la hora en que a la televisión le dio por parecerse a la vida real.

Le corrí a Enrique cada vez que hablamos de la serie porque él aseguraba ser de los pocos en haber visto su final, no sé si ambos vimos el mismo final pero de ser así hice lo correcto al verlo con mis propios ojos; no habría resistido la borrachera si me lo hubiera contado cualquiera de esas noches.

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