De los Buenos Muchachos

Creo firmemente que son las acciones las que definen a las personas, no son ni sus pensamientos ni sus palabras, tal vez, porque los hechos son pensamientos y palabras convertidas en materia, tangibles; son las acciones las que sirven para juzgar la madurez, uno puede decir y pensar muchas pendejadas pero son los hechos los que no tienen revés.

Pero como somos humanos, nos equivocamos más a menudos de lo que acertamos, cometemos errores a diestra y siniestra y nuestra condición humana nos lo permite, es inherente en nosotros tener defectos y subrayarlos con las acciones. Lo que se utiliza para validar nuestra condición de buenos o malos es la intención y la reiteración en la ejecución de los actos.

Por ejemplo, ¿Es un mal arquero aquel que se deja hacer un gol infantil que cuesta el campeonato? Evidentemente no, es un ser humano que cometió un error y se lo cobraron caro, muy caro; pero él y muchas personas tendrán esa acción en la cabeza y de vez en cuando lo recordarán para atormentarse y desear haber hecho las cosas de otro modo.

Ahora bien, un asesino que tiene un instante de compasión y deja libre a una víctima ¿Es una buena persona? Más difícil de evaluar, ¿Cierto? Nos han enseñado que debemos ser propensos al bien y pesar de la misma manera acerca de alguien que solo ha hecho mal es un poco más complicado, aunque la religión dice que un acto de arrepentimiento nos librará de los pecados por grandes que sean.

En ciertas situaciones un solo hecho negativo enloda nuestro buen nombre para nunca más levantarlo, así no sea nuestra línea de conducta, pero para otras personas es suficiente y logran acusarnos, enjuiciarnos y condenarnos. Hasta nuestra misma conciencia consigue cargarnos de culpa y pesa como un lastre inmenso de nunca acabar. Somos víctimas de nuestros propios pensamientos, palabras y hechos, lo somos ante los ojos de los demás y lo que es peor ante nosotros mismos.

Ahora que he decidido vivir por mi mismo creo más en las zonas grises, dudo más de los extremos y tengo uno mano más suave para señalar, soy conciente que muchas veces las intenciones son más positivas que los resultados, y también, que lo malo, por muy malo que sea también hace parte de la existencia y antes de señalarlo es mejor conocer las razones para que subsista, así sea necesario vivirlo para entenderlo.