martes, septiembre 29, 2009

De Cuando Todo Está Perdido

Hay momentos en que ya se sabe en qué va a parar la situación, en que se da por sentado una mala noticia o una mala reacción, en que trata de tener fe y comportarse como es debido pero en el fondo lo carcomen los nervios y las preocupaciones, hay momentos en que todo está perdido.

Aquí se aferra a Dios o a cualquier ser supremo según sean sus creencias, espera que lo divino intervenga cuando lo humano no parece mostrar salida, es su último recurso porque en el fondo sabe que todo está perdido.

Pero entonces rememora los acontecimientos que lo han llevado a esta instancia crucial y encuentra una luz, un bálsamo al cual aferrarse durante la tormenta, se dice a sí mismo que el universo ha conspirado para tenerlo en esta encrucijada, todo podría haberse torcido desde el principio pero de una extraña manera ha recorrido un camino y espera que el final no sea abrupto. A veces no todo está perdido.

Y entonces sucede, lo divino demuestra su poder y lo humano es una nimiedad, se agarra los cabellos diciendo que todo sucede por una razón, que al que le van a dar le guardan y además le calientan, queda debiendo una subida a pie a Monserrate, la felicidad lo embarga y está consciente que lo más duro ha pasado, que si ya aguantó lo más solo queda aguantar lo menos, ahora es invencible.

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