Del Idealismo Solidario

Alcanzo el post número 300 quejándome, o mejor comentando, acerca de las constantes que nos rodean en cualquier campo independientemente del lugar, la nacionalidad, el idioma o las costumbres; mejor dicho, éste es un post de desahogo para gritar que el trabajo es la misma mierda en mi país y en cualquier otro.

Dicen que el dolor de todos es el consuelo del bobo, o algo por estilo, y definitivamente es cierto. Saber que la situación que se vive es similar y le pasa a muchas otras personas en cualquier parte del mundo lo hace más llevadero, nos facilita la existencia porque a la hora de la verdad no se es tan pendejo como se pensaba, sino igual de pendejo a todo el mundo, lo importante es estar en ese promedio y no que lo miren a uno con cara de ternero degollado cuando se habla de situación laboral o sentimental.

También es bonito reconocer ese idealismo en alguien más, esa impotencia ante los acontecimientos y esas ganas de cambiar las cosas, así se sepa en el fondo que las cosas no van a cambiar, es un aliento para seguir adelante. Tal vez, en algún momento los que queremos hacer las cosas bien y de manera justa gobernemos el mundo, soñar no cuesta nada y a veces intentar hacer los sueños realidad tampoco.

La solidaridad no siempre es positiva, a veces es el último empujón que necesitamos para lanzarnos al barranco, pero ese instante en que nos miran a los ojos y nos dan la razón es muy valioso, así no nos acompañen en el salto a lo desconocido, así después se gocen los resultados conseguidos por los que saltamos, así después hagan un minuto de silencio por aquel caído en batalla, la solidaridad nos fortalece a los que nos atrevemos.