miércoles, diciembre 05, 2007

De lo Que No Debemos Escuchar

Escribo esto con rabia, bueno, en realidad ya no, pero sí lo estaba cuando pasó todo y pensé en plasmarlo aquí, lo escribo con sentimiento, con pensamientos encontrados y con ganas que las cosas fueran de otra manera.

La cuestión es muy simple, dejando la modestia a un lado, debo confesar que cargo una cruz encima que puede ser considerada como una cualidad o un defecto según el punto de vista, para mí no es más que un reflejo de mi aura que los demás notan con mucha facilidad y me hace acreedor de cargas ajenas.

Por algún extraño motivo las personas, al poco tiempo de conocerme, sienten que soy alguien confiable y depositan sus más grandes culpas en mí, sin preguntarme, sin considerar mi deseo, solo haciéndome partícipe de sus secretos como si yo fuera el muro de las lamentaciones donde pueden descansar y liberar algo de su carga que de paso sea dicho, llevan ya tiempo en la espalda.

En general, eso no está mal, sobre todo para ellos, pero les aseguro que no es bueno escuchar las cosas tristes o malas por las que han tenido que pasar las personas que uno quiere, a veces todo es tan sorprendente y pesado que el nudo en la garganta se hace más grande y solo el silencio ayuda a pasar el instante; digo el instante porque de ahí en adelante todo da vueltas y vueltas en mi cabeza y ya veo todo con otros ojos.

Por muy fuerte que se sea las revelaciones siempre generan una fisura en la relación y en las personas, nunca se está lo suficientemente preparado para escuchar algunas cosas por muy mente abierta que se tenga, jamás nos imaginamos el dolor que los demás traen encima y la procesión que va por dentro, evidentemente todo eso afecta y poder compartirlo con alguien ajeno o no la situación hace que se sientan mejor, solo que la visión que se tenía de ellos ahora es un poco diferente, lo siento, no lo puedo evitar.

Siempre me he preguntado como sería tener poderes especiales, tal vez éste es uno pero no por eso es algo para disfrutar, preferiría ser un ignorante de todos estos secretos, seguir viviendo la vida ajeno a las penas ajenas, pero la realidad es otra y lo que a veces parece un premio el resto de las veces se convierte en una maldición que no quiero padecer.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno dieguito,tienes razon y no eres modesto,solo eres especial.recuerdo cuando 1vez t quise hablar sobre algo y me cortast diciendo q no podias con tu vida ibas a poder con la de los demas!y tienes razon,desd ese momento aprendi q no debo contagiar a los demas con lo q me suceda.y siempre he tenido presente eso:hay cosas q es mejor no saberlas!cuando a uno le cuentan un secreto muy fuert.uno se siente pesado con eso.lo se!.....!r!@n@..un abrazo!

OjosdeGatoNegro dijo...

Tienes razón negrita, fui un grosero contigo ese día, pero tal vez era el comienzo de mi malestar con esta situación que me gobierna, si por mi fuera, cambiaría todo de ese conversación que no fue. Besos.