viernes, abril 06, 2007

De Monserrate y Otras Peregrinaciones

Monserrate es un cerro ubicado al oriente de Bogotá. Tiene el santuario al señor caído de Monserrate, uno de los pocos sitios en los cuáles Cristo no está representado en la Cruz, si no camino a ella, de acuerdo a unas de las 14 estaciones que conmemoran su pasión.

El cerro está a 3.130 m. sobre el nivel del mar (aproximadamente 500 m. más alto que el resto de la ciudad) y se ha convertido en sitio de peregrinación de fieles y deportistas.*

Esta peregrinación la he realizado en varias ocasiones, subiendo a pie sus no se cuantos escalones en recorridos que en promedio me han tomado una hora. Admito que la primera vez lo hice más por deporte y por conocer este símbolo de la ciudad que por cualquier motivo religioso, es la única vez que he subido y bajado a pie, creo que también la última; las otras veces se han dado en Semanas Santas acompañando a mis padres que en lugar de hacer una promesa más simple de cumplir se buscan una bien complicada.

Las veces pasadas pues no estaba tan viejo, ni era tan amigo del trago o del cigarrillo, las rodillas me dolían menos y tenían un espíritu más competitivo y ganador, éste Jueves Santo fue todo lo contrario, un homenaje a la vejez y a los achaques, tanto así que cuando llegué a la puerta del Templo le pedí a Dios que me diera un paro cardíaco porque no quería sentir más el dolor en las piernas ni el ardor en el pecho al tratar de respirar.

A pesar de todo, me gasté la misma hora de hace varios años, el esfuerzo fue mayor pero por lo menos tengo la misma fuerza mental, además, ya bien arriba sólo quedan dos opciones: subir el pedazo que falta o bajar todo lo recorrido, total, pa´lante es pa´lante. Monserrate siempre me ha gustado porque se convierte en un punto de afluencia para todo tipo de personas que tratan de redimir sus pecados en una prueba de fe y resistencia sin igual.

Está la pareja de novios que no se resiste al plan, ella siempre sube de jean y van agarraditos de la mano, son tan bellos, pero tan inoficiosos, estorban a los demás y andan superdespacio porque la niña se cansa mucho, no me imagino cuánto tiempo gastarán subiendo, nunca haré algo por el estilo con mi pareja; también está el borracho que aseguró que subía como fuera, suben en zapatos serios o botas, con una caja de aguardiente en la mano y sudan a chorros, yo creo que se les baja la presión de tanto esfuerzo físico en ese estado.

También se suma el grupo de amigos que no cree en nadie, en sus trajes deportivos andan a mil, llevándose por delante a quien se les atraviese, hablan duro mientras caminan para que el resto de la gente los escuche; por supuesto no puede faltar el grupo familiar, generalmente con niños menores de diez años a los cuales tienen que cargar, arrastrar, regañar y halar por todo el camino, pobres muchachitos; en fin, solo haciendo la peregrinación se deleita uno con la fauna bogotana.

Subir a Monserrate es la máxima expresión de la fe, por el esfuerzo, por la lluvia, por el frío tan terrible que hace allá arriba, porque hay que hacer fila para todo: para comprar el boleto del teleférico o del funicular para bajar, para comprar una figura religiosa, para subir, para comer algo, para confesarse, para rezar, para entrar a misa, para ver al Señor Caído; pero aún así, se los recomiendo, es una experiencia que por lo menos se debe hacer una vez en la vida como la visita a La Meca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja dieguito! yo qisiera ir,pero no me gustaria pedir que me diera un paro cardiaco.eso t pasa por no hacer ejercicios a menudo!

Anónimo dijo...

dieguito busque en internet monserrate vi muchas fotos y me encantaron, me parece espectacular