lunes, abril 23, 2007

De Nuevo de los Funcionarios Públicos

En las últimas semanas he tenido que profundizar en el arcaico sistema judicial de éste país, cosa que no le deseo ni a mi peor enemigo, puesto que mi apartamento tiene algunos problemas legales dejados por la anterior dueña y que nosotros, como compradores incautos y desconocedores nos dejamos achacar.

Desde Semana Santa para acá he aprendido acerca de juzgados, folios, sistemas de consultas, autorizaciones, autenticaciones, solicitudes, entre otros, y debido a esto, creo que ya saqué mi diplomado como "jalabolas" profesional.

A estas alturas no sé qué me preocupa más, si la displicencia de los funcionarios públicos o la lentitud entera del sistema, evidentemente, una cosa tiene que ver con la otra, pero para alguien como yo, que no es asiduo visitante, ver como todo se desenvuelve a paso de tortuga es bastante triste.

Les recomiendo que si tienen que hacer alguna vuelta en algún juzgado, además de ir preparados con una dosis extra de paciencia, se lleven todos los datos posibles acerca de la historia de la humanidad, que se sepan el cuento de los primeros diez segundos de la creación del universo, el Nuevo Testamento con la vida de Jesús, el descubrimiento de América y todos sus apartes, los datos históricos del país, el bogotazo, la historia familiar del juez, el nombre de todos los involucrados del proceso, las fechas de nacimiento, muerte, denuncia, todos los términos jurídicos cual leguleyo, todo esto porque generalmente la sistematización no está sirviendo y si es así, es bueno llevar un par de rodilleras y algo de vaselina porque antes de colaborarle, los funcionarios del juzgado revisarán de la manera más agradable todos sus cavidades corporales.

Si corre con la suerte con la que yo corrí, el dedicado funcionario no dudará en atenderlo, eso sí, lo tratan a uno como si estuviera preso y ellos están trabajando pro bono, entre las cosas que más odio está el rogarle a los funcionarios para que hagan bien y rápido el trabajo para el cual fueron contratados, hay que suplicarles siempre con una sonrisa en la cara, hablarles suavecito, solicitarles con cara de ternero degollado, eso pidiendo a Dios que no haya ninguna mujer buenota esperando por ser atendida porque ahí sí nos llevó el que nos trajo.

Ahora bien, luego de haber entendido las indicaciones y alistar todos los papeles, viene la esperadera, porque existen ciertas oficinas internas que solo atienden a los juzgados un día a la semana, por supuesto, sólo dan razón, si uno está de buenas, a la siguiente semana y entonces se terminó abril y yo sigo esperando un mísero papelito.

Viviendo esta experiencia aprendí acerca de vencimiento de términos, que un muerto está vivo hasta que el afectado llegue y muestre su partida de defunción que fue anexada al principio del proceso, que no se pueden hacer cuentas felices con la entrega de documentos felices, que pase lo que pase jamás me dejaré embargar o empapelar o cualquier otra cosa que inmiscuya abogados y juzgados, eso sí, confiando en la ayudita de Dios.

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