De la Última Década

Hace diez años, dejaba a mi mamá en la puerta de la casa llorando, eran casi las seis de la mañana y yo partía con mis maletas rumbo a un nuevo pueblo para empezar a forjar mi destino. Hace diez años dejé mi hogar para empezar mi carrera universitaria y con ella convertirme en un hombre.

De todas las cosas que hablamos con mi mamá, meses antes de mi viaje, preparándome para lo que vendría, nunca tuvimos en cuenta la posibilidad que en la siguiente década tomaría grandes decisiones contra la corriente, como cambiarme de ciudad y empezar de nuevo no una sino dos carreras, o también que viajaría fuera del país y viviría experiencias de nunca olvidar.

Jamás imaginé que en una década enterraría a algunas personas y que vería nacer a otras, nunca se me ocurrió que viviría en mi propio pedazo de tierra y que aprendería a llevar un hogar a pesar de ser un mantenido.

Hoy sé cosas que hace diez años nunca se me cruzaron por la menta, cambié pensamientos y adicioné otros, creo que a eso le llaman madurar; entonces, me hubiera gustado ser lo suficientemente maduro para vivir esa etapa como un adolescente, haber cometido más errores, arriesgando más y quedándome con menos dudas.

Las personas han pasado por mi camino como yo por el suyo, algunas han dejado huella como yo lo he intentado con todas, algunas hoy me recuerdan como yo a ellas, algunas no saben de mí ni yo de ellas, pero hoy entiendo que la vida es así, que el mundo gira y gira y que el tiempo no se detiene. Hoy comprendo que la vida es para vivirla a todo dar, que los arrepentimientos no sirven de nada y que nadie me quita lo bailado, hoy entiendo que todo puede pasar en la próxima década y que de mí depende que estos diez años no pasen en vano.