Del Mejor Regalo Que Me Pueden Dar

En estos últimos días he retomado conversaciones con una vieja amiga, de esas de vieja data, de hace una década para ser exactos. Luego de muchos espacios vacíos con ella, pudimos retomar el contacto electrónico y pues tratamos de ponernos al día lo más que se puede.

Generalmente pasamos por todos los temas, desde lo más superficial a muchos existencialismos y silencios profundos, cosas de viejos conocidos. En una década pasamos de ser unos niños aprendiendo a vivir a ser unos adultos que olvidaron vivir, los sueños se hicieron realidad solo que no exactamente como fueron soñados.

En una de esas conversaciones profundas me dijo que me veía como un ser asexual, afirmando luego que ese era el mejor regalo que me podía dar. Así, sin anestesia, sin preámbulos, con una facilidad cruel, pasé de ser el amigo con el cual podría pasar algo a ser el eunuco con el cual siempre se puede contar.

La cuestión no es que me ofenda o no su manera de verme, a decir verdad nunca se ha aparecido en mis sueños candentes ni hace parte del relicario de mujeres pendientes o que deseé en algún momento; creo que caímos en esa zona de mejores amigos de la cual habla Naxos y de allí ya no nos saca nadie, pero, lo bonito de un amor platónico es que exista la posibilidad de ser y con esa sentencia ya todo se fue al traste.

Muchas de nuestras mejores amigas, amigas de veras, son mujeres tal vez poco atractivas para nosotros, pero siempre existe una leve tensión sexual que hace la relación bastante duradera, hace que en algún momento uno se confunda con las cosas que se dicen y espere ser protagonista de alguna de sus historias de cama.

Entonces, convertirse en una figurada asexuada le resta bastante el encanto a la situación, uno se vuelve la amiga de sexo masculino y esa no es la idea, o por lo menos no para mí, y menos cuando ese título se vuelve un secreto a gritos entre todas las conocidas, es decir, uno siento que todas lo encasillan en ese lugar pero ninguna se atreve a decirlo, por lo menos ahí se guarda la esperanza.

Podría ser peor, podría estar completamente enamorado de ella y desear tenerla entre mis brazos y ella salirme con esta vaina, a todos nos ha pasado, todos sabemos que es eso y no se lo deseamos a nadie. Espero que cuando la de verdad llegue pueda actuar con sabiduría y llevar las cosas a un nivel donde los niños son niños y las niñas niñas.